jueves, 3 de enero de 2013

En busca de los antiguos fabricantes

La primera labor que este blog se ha propuesto como objetivo fundamental es realizar una lista de los diferentes fabricantes argentinos de cigarros toscanos que existieron durante la centuria transcurrida entre 1870 y 1970. Una tarea nada simple, teniendo en cuenta que nuestro país supo contar con cientos de manufacturas de cigarros, desde grandes plantas hasta pequeños talleres, pasando por las cigarrerías detallistas con alguna elaboración propia. En ese orden de cosas, tal vez nunca pueda completar semejante catálogo histórico, pero mi intención es ir perfeccionándolo a medida que realice nuevos descubrimientos, los que (por supuesto) serán debidamente informados.


Al día de hoy tengo una certeza bastante acabada sobre la existencia de al menos doce establecimientos del ramo, incluyendo algunos muy especializados y otros en los que el toscano formaba parte de una producción mayor y diversa junto con otros tipos de cigarros puros, cigarrillos y demás artículos derivados.
La siguiente es la lista en cuestión, que espero se vaya agrandando prontamente. La columna “época” no es absolutamente precisa, sino que trata de indicar los respectivos períodos de fabricación de un modo aproximado. En algunos casos, las fábricas subsistieron como productoras de cigarrillos, pero ya no de toscanos. En otras, simplemente, no he obtenido todavía certidumbres sobre los momentos exactos de apertura y cierre. Algo similar ocurre con los domicilios, ya que en muchas veces fueron cambiando con el correr de los años. Repito: los datos se irán ampliando y mejorando a media que efectúe los hallazgos investigativos correspondientes. Tengo la esperanza, al menos, de que así sea. 

Haciendo clic en el listado se lo puede llevar a un tamaño mayor para su correcta lectura.


Las primeras cuatro manufacturas, fundadas en el siglo XIX, son por lógica las que despiertan la mayor curiosidad. La Argentina podría ser la más antigua de todas, ya que su dueño fundó la empresa con sólo dos aprendices mujeres en una fecha tan temprana como el año 1878. Más tarde llegaría a ser una fábrica importante y especializada en cigarros “tipo italiano”, es decir, toscanos, brisagos, cavour, napolitanos y otros (ya hablaremos sobre estos últimos muy pronto), que estaban muy de moda en esa época. La Virginia, de Donato Didiego, es otra de las que tenía gran renombre, pero luego abandonó los toscanos para subsistir como fabricante de cigarrillos con otras razones sociales y domicilios. De La Suiza hemos hablado algo en la entrada “Cigarros en tela de juicio 1” de Consumos del Ayer. Junto con esta última, la casa Peirano de San Nicolás es un nítido y antiguo ejemplo de las manufacturas establecidas en ciudades del interior, aunque no descarto la posibilidad de hallar, algún día, referencias sobre otras más antiguas todavía


En las primeras décadas del siglo XX el toscano se va fortaleciendo como el cigarro puro más típico de la producción y el consumo nacional. Es entonces que aparece el primer establecimiento completamente especializado en ellos (Avanti), junto con otras pequeñas casas ubicadas en distintos puntos del país. En la lista se verifica que había firmas con domicilio en Campana o Colón (Entre Ríos), así como varias en la Capital Federal. Más tarde llegaría la SATI, única competidora importante que tuvo Avanti, además de dos fábricas destacadas de Rosario que tuvieron su época de esplendor en los años cuarenta, cincuenta y sesenta: Tabacos Colón (de Fernández y Sust) y la Cigarrería Durán. Entre ellas existía una relación que aún no tengo del todo clara (al parecer, Durán fabricaba algunas marcas por cuenta y orden de Fernández y Sust, y luego terminó comprándole la mayoría), pero que seguramente muy pronto llegaré a comprender mejor, en especial cuando tenga el tiempo y los recursos para realizar un viaje a Rosario de varios días con finalidades de indagación histórica. Como se ve, la información llegará por una simple cuestión temporal. Mientras tanto, vamos a ir ahondando en cada una de estas firmas toscaneras, en sus marcas, en sus viejas publicidades y en sus historias. No debemos olvidar que aquellos cigarros hicieron las delicias de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, así como de millones de habitantes de este país durante cien años.

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