Tal cual sucede frecuentemente, la serie de entradas sobre
la Guía Kunz 1886 que acabamos de
comenzar en Consumos del Ayer no nació como consecuencia de búsquedas
específicas para ese blog. Bien al contrario, el hallazgo de remotas
publicidades resultó ser un aditamento circunstancial del verdadero propósito
por el que fuimos a la Biblioteca Nacional de Maestros ubicada en el bellísimo Palacio Sarmiento (conocido también como Palacio Pizzurno) (1), sede además del Ministerio de Educación. La
idea de apersonarme en el prestigioso reservorio bibliográfico, en
realidad, no fue otra que completar
ciertos datos apenas visibles en una de las brevísimas e irritantes “vistas de
fragmentos” de Google Books. No era
para menos: se trataba del anuncio tipo clasificado relativo a la fábrica de cigarros italianos de Ángel Tolerutti, un establecimiento que
hasta ese momento me era completamente desconocido. Y aunque todo dato sobre la
antigua actividad tabacalera argentina
de ascendencia italiana nos concierne y
nos atrae, este caso tenía un sabor a triunfo por partida doble: el de lo muy
antiguo y el de lo muy elocuente.
Hay motivos de sobra para manifestar esto último. Lo de elocuente no necesita demasiadas explicaciones en
vista del mencionado rótulo “fábrica de cigarros italianos” , cuya comprensión
en tiempo y forma brinda absoluta seguridad de que allí se practicaba la
manufactura de los tres modelos más exitosos: Cavour, Brissago y Toscano.
Pero el período cronológico representa un atractivo todavía mayor. En efecto,
el acotado puñado de factorías activas durante el decenio de 1880 que habíamos
logrado identificar hasta ahora no ofrece más certezas que algunas citas
publicadas muchos años después, y en ningún caso podemos determinar el momento exacto en que
comenzaron a producirse los puros que nos convocan (2). Incluso la presencia de
dichos emprendedores es escasa y difusa
en la propia guía Kunz de 1886 (3), mientras que el hallazgo de
Tolerutti representa una evidencia de naturaleza categórica.
Concretamente, encontramos la fábrica de cigarros italianos de Ángel Tolerutti en Moreno 662/666
de la vieja numeración, haciendo esquina con la que hoy llamamos Virrey
Cevallos (entonces Zeballos), a pocas
cuadras del actual Congreso Nacional. La escueta data plasmada nos permite
saber que el inmueble era alquilado (su propietario era un tal José Romero) y que contaba con línea de
la empresa Unión Telefónica bajo el
número 3157. Nos hubiera gustado
tener mayores precisiones sobre el funcionamiento del lugar, pero su inequívoca
denominación y el dato del teléfono (un lujo tecnológico en ese tiempo)
sugieren cuanto menos que se trataba de una firma bien constituida, con cierto
tiempo de existencia en el ramo.
Sin embargo, la manufactura de marras no vuelve a aparecer
en un ningún registro subsiguiente: ni en guías industriales, ni en
publicidades gráficas, ni en el boletín fabril del censo 1895. Su existencia
documentada de 1886 es tan rotunda como su posterior desaparición. ¿Cuál fue
entonces el destino de Ángel Tolerutti y su taller especializado en puros
peninsulares? Quizás la repuesta se encuentre en el mismo censo 1895, pero en
su parte de población. En principio, todo indica que el apellido correcto se
escribe Tollerutti (4), patronímico
bajo el cual fueron empadronadas solamente siete personas en el país, de las
cuales seis integraban una familia domiciliada en la calle capitalina federal Santiago del Estero 2045. Ahora bien,
para abundar sobre cada uno de los pormenores visibles y las conjeturas que se
pueden hilvanar consecuentemente
necesitaría mucho espacio. Basta decir que dos de las mujeres presentes
declaran practicar el oficio de cigarreras, que el propio Ángel Tollerutti
-masculino adulto- no fue censado en ese ni en ningún otro lugar (hay un
pequeño de 3 años llamado así, que suponemos hijo suyo) y que los párvulos de
menor edad están apuntados como huérfanos de padre. En resumen, el panorama
sugiere de manera acentuada un
fallecimiento reciente del padre de familia y
titular de la fábrica, aunque algunas componentes del grupo continuaban
con el oficio, probablemente ya no como actividad formal sino como simple método de subsistencia económica.
Por supuesto, este pionero se incorpora a nuestro listado de
históricos establecimientos elaboradores y lo hace entre la vanguardia del
orden cronológico, como corresponde a su condición de precursor del toscano
nacional, tan bien acreditada por la Guía Kunz 1886.
Notas:
(1) Casualmente, el magnífico edificio comenzó a emplazarse
el mismo año de publicación de la guía Kunz y se inauguró dos años después, en
1888. La siguiente foto parece haber sido obtenida cuando la obra se encontraba
en estado muy avanzado. Nótese el entorno de casa bajas y la esquina sin ochava
abajo a la izquierda (parece un típico “boliche”), en el ángulo NE de la
intersección entre las actuales Marcelo T de Alvear y Rodríguez Peña.
(2) Por ejemplo, los antecedentes sobre La Argentina de Juan Otero (fundada en 1878) sólo se obtienen en
reseñas escritas hacia 1893 y 1895, al igual que los de La Virginia de Donato Didiego (fundada en 1883). Ambas elaboraban
todo tipo de productos tabacaleros y está claro que para 1890 ya hacían
cigarros italianos. Pero, ¿fue así desde sus comienzos, o se trató de una
diversificación productiva posterior?
(3) Desde luego, aprovechamos la ocasión para buscar otros
manufactureros de época que ya conocíamos, y lo hicimos mediante todos los
caminos posibles (calle, apellido, rubro), pero francamente encontramos poco. A
Juan Otero lo vemos apuntado como simple cigarrero
con domicilio en la calle Defensa 172. No hay nada acerca de otros
productores toscaneros de la primera época, como Donato Didiego o el boquense
Agustín Grillo (ni siquiera aparecen sus nombres). Sin embargo se observa un
destacado aviso de los Cónyuges Brambilla
, importadores de productos italianos que comprarían la fábrica a Didiego
varios años después. Finalmente, en la lista de cigarrerías minoristas
detectamos a dos de los tabaqueros italianos empadronados en el Boletín
Industrial del censo 1895: Severo Bonani
y Bernardo Corso.
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