sábado, 1 de octubre de 2016

Manufacturas pioneras del toscano nacional: la fábrica de cigarros italianos de Ángel Tolerutti

Tal cual sucede frecuentemente, la serie de entradas sobre la Guía Kunz 1886 que acabamos de comenzar  en Consumos del Ayer no nació como consecuencia de búsquedas específicas para ese blog. Bien al contrario, el hallazgo de remotas publicidades resultó ser un aditamento circunstancial del verdadero propósito por el que fuimos a la Biblioteca Nacional de Maestros ubicada en el bellísimo Palacio Sarmiento (conocido también como Palacio Pizzurno) (1), sede además del Ministerio de Educación. La idea de apersonarme en el prestigioso reservorio bibliográfico, en realidad,  no fue otra que completar ciertos datos apenas visibles en una de las brevísimas e irritantes “vistas de fragmentos” de Google Books. No era para menos: se trataba del anuncio tipo clasificado relativo a la fábrica de cigarros italianos de Ángel Tolerutti, un establecimiento que hasta ese momento me era completamente desconocido. Y aunque todo dato sobre la antigua actividad  tabacalera argentina de ascendencia  italiana nos concierne y nos atrae, este caso tenía un sabor a triunfo por partida doble: el de lo muy antiguo y el de lo muy elocuente.


Hay motivos de sobra para manifestar esto último. Lo de elocuente no necesita demasiadas explicaciones en vista del mencionado rótulo “fábrica de cigarros italianos” , cuya comprensión en tiempo y forma brinda absoluta seguridad de que allí se practicaba la manufactura de los tres modelos más exitosos: Cavour, Brissago y Toscano. Pero el período cronológico representa un atractivo todavía mayor. En efecto, el acotado puñado de factorías activas durante el decenio de 1880 que habíamos logrado identificar hasta ahora no ofrece más certezas que algunas citas publicadas muchos años después, y en ningún caso  podemos determinar el momento exacto en que comenzaron a producirse los puros que nos convocan (2). Incluso la presencia de dichos emprendedores es escasa y difusa  en la propia guía Kunz de 1886 (3), mientras que el hallazgo de Tolerutti representa una evidencia de naturaleza categórica.


Concretamente, encontramos la fábrica de cigarros italianos de Ángel Tolerutti en Moreno 662/666 de la vieja numeración, haciendo esquina con la que hoy llamamos Virrey Cevallos (entonces Zeballos), a pocas cuadras del actual Congreso Nacional. La escueta data plasmada nos permite saber que el inmueble era alquilado (su propietario era un tal José Romero) y que contaba con línea de la empresa Unión Telefónica bajo el número 3157. Nos hubiera gustado tener mayores precisiones sobre el funcionamiento del lugar, pero su inequívoca denominación y el dato del teléfono (un lujo tecnológico en ese tiempo) sugieren cuanto menos que se trataba de una firma bien constituida, con cierto tiempo de existencia en el ramo.


Sin embargo, la manufactura de marras no vuelve a aparecer en un ningún registro subsiguiente: ni en guías industriales, ni en publicidades gráficas, ni en el boletín fabril del censo 1895. Su existencia documentada de 1886 es tan rotunda como su posterior desaparición. ¿Cuál fue entonces el destino de Ángel Tolerutti y su taller especializado en puros peninsulares? Quizás la repuesta se encuentre en el mismo censo 1895, pero en su parte de población. En principio, todo indica que el apellido correcto se escribe Tollerutti (4), patronímico bajo el cual fueron empadronadas solamente siete personas en el país, de las cuales seis integraban una familia domiciliada en la calle capitalina federal Santiago del Estero 2045. Ahora bien, para abundar sobre cada uno de los pormenores visibles y las conjeturas que se pueden hilvanar  consecuentemente necesitaría mucho espacio. Basta decir que dos de las mujeres presentes declaran practicar el oficio de cigarreras, que el propio Ángel Tollerutti -masculino adulto- no fue censado en ese ni en ningún otro lugar (hay un pequeño de 3 años llamado así, que suponemos hijo suyo) y que los párvulos de menor edad están apuntados como huérfanos de padre. En resumen, el panorama sugiere de manera  acentuada un fallecimiento reciente del padre de familia y  titular de la fábrica, aunque algunas componentes del grupo continuaban con el oficio, probablemente ya no como actividad formal sino como simple  método de subsistencia económica.


Por supuesto, este pionero se incorpora a nuestro listado de históricos establecimientos elaboradores y lo hace entre la vanguardia del orden cronológico, como corresponde a su condición de precursor del toscano nacional, tan bien acreditada por la Guía Kunz 1886.

Notas:

(1) Casualmente, el magnífico edificio comenzó a emplazarse el mismo año de publicación de la guía Kunz y se inauguró dos años después, en 1888. La siguiente foto parece haber sido obtenida cuando la obra se encontraba en estado muy avanzado. Nótese el entorno de casa bajas y la esquina sin ochava abajo a la izquierda (parece un típico “boliche”), en el ángulo NE de la intersección entre las actuales Marcelo T de Alvear y Rodríguez Peña.


(2) Por ejemplo, los antecedentes sobre La Argentina de Juan Otero (fundada en 1878) sólo se obtienen en reseñas escritas hacia 1893 y 1895, al igual que los de La Virginia de Donato Didiego (fundada en 1883). Ambas elaboraban todo tipo de productos tabacaleros y está claro que para 1890 ya hacían cigarros italianos. Pero, ¿fue así desde sus comienzos, o se trató de una diversificación productiva posterior?
(3) Desde luego, aprovechamos la ocasión para buscar otros manufactureros de época que ya conocíamos, y lo hicimos mediante todos los caminos posibles (calle, apellido, rubro), pero francamente encontramos poco. A Juan Otero lo vemos apuntado como simple cigarrero con domicilio en la calle Defensa 172. No hay nada acerca de otros productores toscaneros de la primera época, como Donato Didiego o el boquense Agustín Grillo (ni siquiera aparecen sus nombres). Sin embargo se observa un destacado aviso de los Cónyuges Brambilla , importadores de productos italianos que comprarían la fábrica a Didiego varios años después. Finalmente, en la lista de cigarrerías minoristas detectamos a dos de los tabaqueros italianos empadronados en el Boletín Industrial del censo 1895: Severo Bonani y Bernardo Corso.


 (4) La forma con una sola ele no existe, incluso en la Italia actual, según comprobamos por diversas indagaciones. 

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