“El funcionamiento y evolución de la fábrica de
Stecchi, Barbero y Comelli podría representar el mayor exponente, y quizás el
único, de la industria tabacalera en los albores de Campana. Aún en caso de
posible existencia de establecimiento similar, es difícil que haya alcanzado el
nivel de producción de la empresa mencionada, que pudo darse el lujo de
fabricar un lote mensual para satisfacción de la demanda local y de otro
adicional, nueve veces mayor, para ser remitido a Buenos Aires.
A principios del siglo pasado funcionaba en Campana
una pequeña fábrica de cigarros de hoja, cuya razón social era "Poli
Stecchi y Cìa." El devenir comercial
transformó a dicha empresa en otra un poco mas importante que pasó a
denominarse "Stecchi y Cìa.", cuyos socios eran Pilade Stecchi,
Francisco J. Barbero y Luis Comelli. La compañía, ya con su nueva denominación,
comenzó sus actividades el 25 de mayo de 1911. El objeto social de la firma siguió siendo el de fabricar cigarros de hoja
llamados "toscanos" y demás productos conexos. Los socios, todos
oriundos de Campana, decidieron que la sociedad debía cesar el 25 de mayo de
1916, circunstancia que se dejó perfectamente establecida en una de las
cláusulas contractuales. Los cigarros fabricados se denominaban
"Resistencia" y "Resistencia R", y también se
comercializaban los despuntes, que se presentaban en paquetes de 100 y de 500
gramos cada uno.”
“El volumen de producción iba en alza, ya que superaba
el nivel del consumo pueblerino, de tal forma que los socios comenzaron a
estudiar la posibilidad de establecer una sucursal de venta en Buenos Aires. No
fue técnicamente una sucursal, pero desde el 1º de abril de 1913, el Sr. José
Farré, con domicilio en la calle Chubut 116 de Buenos Aires (II), se convirtió,
por decisión de los tres socios, en el mandatario-concesionario exclusivo de
"Stecchi y Cìa" en el país. El contrato firmado con Farré expiraría a
priori en 1916, pero previamente el comerciante porteño debería someterse a un
lapso de prueba de 6 meses para verificar fehacientemente su aptitud para
comercializar la mercadería que mensualmente se le enviaría desde Campana. La
fábrica se comprometía a traspasar al concesionario todos los grandes clientes
en cartera como también así los que surgieran en el futuro, pero se reservaba
para sí 20.000 cigarros de la producción mensual (10.000 de cada marca), para
ser comercializados localmente. La mercadería se remitía por el Ferrocarril
Central Argentino hacia Retiro "R", embalada y estampillada, con los
siguientes valores:
- 33 $ moneda nacional los 1000 cigarros Resistencia
- 29 $ moneda nacional los 1000 cigarros Resistencia
"R"
- Los despuntes valían 2,20 $ moneda nacional el
kilogramo, vendido en paquetes de 100 y 500 gramos.
El Sr. Farré, además de adicionar su ganancia a los
valores mencionados, estaba facultado para contratar a nombre propio, encargarse
de la publicidad nacional, captar nuevos compradores y nombrar un empleado a su
costo dentro de la fábrica de Campana, para la fiscalización que creyera
conveniente.
Este tipo de cigarros se elaboraba a partir de tabaco
Kentucky, el cual era estacionado, humedecido, fermentado y secado previamente.
No hay datos respecto al método de fabricación, pero dada la época, es casi
seguro que fuera exclusivamente manual, apenas con la necesaria ayuda de alguna
pequeña máquina cortadora, moldeadora y/o prensadora. Me atrevería a afirmar
que el personal estaba compuesto en su totalidad por mujeres, dado el cuidado,
delicadeza y rapidez con que se debía hacer la tarea (…) No sabemos la cantidad
de empleados o empleadas con que contaba "Stecchi y Cía" pero sí que
su producción mensual era de 200.000 cigarros, de los cuales 180.000 se
remitían a Buenos Aires, y el resto, como se dijo anteriormente, los vendían
los fabricantes en Campana. En junio de 1913, dos meses después de comenzado el
envío de cigarros a Buenos Aires, el socio Pilade Stecchi, manifiesta su
decisión de retirarse de la sociedad "Stecchi y Cía", por lo que en
breve la fábrica tomaría la denominación de "Comelli y Barbero", ya
que éstos últimos decidieron continuar con la fabricación. La nueva sociedad quedó
jurídicamente conformada el 18 de junio de 1913 y el capital social total
aportado fue de 20.000 $ moneda nacional, integrado por partes iguales. Pilade
Stecchi era el dueño absoluto de la marca registrada de toscanos
"Resistencia", y al no llegar a un acuerdo de venta de la misma con
Comelli y Barbero, éstos se vieron en la obligación de rebautizarlos. De tal
forma que irrumpieron en el mercado los nuevos Toscanos "Solferino".
“Aparte del arreglo en efectivo que debió ocurrir con
el retiro de Stecchi, quedaba un tema por resolver y era la gran cantidad de
tabaco para ser elaborado que permanecía en depósito, de la cual Stecchi
también era dueño. Éste aceptó la siguiente oferta de sus ex socios: trabajaría
como empleado de la nueva sociedad, cobrando 3 $ moneda nacional por día, hasta
que la existencia de tabaco se agotara. A partir de este momento se concretaría
su desvinculación total de la antigua firma y podría disponer libremente de su
marca. Comelli y Barbero dejaron establecido debidamente en el contrato social
que ante cualquier duda o divergencia en el curso de los negocios, o durante
una posible disolución o liquidación o en la interpretación de los estatutos,
el tema sería resuelto por un "árbitro, arbitrador, amigable y
componedor" (textual), que sería elegido de común
acuerdo."
"Se desconoce si la sociedad "Comelli y
Barbero" firmó un nuevo contrato de concesión con el Sr. Farré, ya que la
sociedad signataria "Stecchi y Cìa" había dejado de existir y el
contrato quedó anulado. Es posible que Farré haya continuado, porque una
cláusula contractual de "Comelli y Barbero" dejaba abiertas las
puertas para ello, al facultar a los socios a instalar agencias, sucursales o
representaciones dentro del país.
Lamentablemente el tiempo se llevó el secreto del lugar o lugares donde la fábrica funcionó. Una posibilidad a tener en cuenta es que estuviera ubicada en algún sector anexo de la misma librería "El Progreso" de Luis Comelli, de Rivadavia 140, siempre y cuando el espacio pudiera contener al mismo tiempo la librería, la imprenta, el taller de cuadros y la fábrica, por más pequeña que ésta fuera. Otra cláusula del convenio firmado por Comelli y Barbero establecía que el cese de actividades de la manufacturera ocurriría el día 18 de junio de 1917. A esta altura de los hechos se pierde de vista el posterior desarrollo comercial de la sociedad, que tuvo tres denominaciones distintas, como se ha detallado. El último dato con que se cuenta es que en 1918, don Luis Comelli seguía vendiendo en su librería los "renombrados cigarros toscanos Solferino, de fabricación exclusiva", según rezaba un anuncio publicitario de la época.
Lamentablemente el tiempo se llevó el secreto del lugar o lugares donde la fábrica funcionó. Una posibilidad a tener en cuenta es que estuviera ubicada en algún sector anexo de la misma librería "El Progreso" de Luis Comelli, de Rivadavia 140, siempre y cuando el espacio pudiera contener al mismo tiempo la librería, la imprenta, el taller de cuadros y la fábrica, por más pequeña que ésta fuera. Otra cláusula del convenio firmado por Comelli y Barbero establecía que el cese de actividades de la manufacturera ocurriría el día 18 de junio de 1917. A esta altura de los hechos se pierde de vista el posterior desarrollo comercial de la sociedad, que tuvo tres denominaciones distintas, como se ha detallado. El último dato con que se cuenta es que en 1918, don Luis Comelli seguía vendiendo en su librería los "renombrados cigarros toscanos Solferino, de fabricación exclusiva", según rezaba un anuncio publicitario de la época.
Luis Comelli falleció en diciembre de 1938, ganándose
el respeto y reconocimiento por su gran actividad comercial y social. De la
misma manera ocurrió con Francisco J. Barbero, quien entre otras cosas fue un
destacado deportista del Tiro Federal, y en el año 1900 formó parte de la mesa
receptora de votos para la elección de representantes para la Convención
Reformadora de la Constitución Nacional.”
Notas:
(I) Pude comunicarme con el señor García, autor de la
nota, quien es un activo investigador de la historia de su ciudad. A partir de
ese momento mantenemos contacto frecuentemente, y en su última comunicación me
informó que había logrado encontrar a un descendiente de uno de los
propietarios de la fábrica, quien atesora fotos, documentos y objetos del
establecimiento. Cuando tenga imágenes o referencias más concretas sobre el
tema las volcaré aquí inmediatamente.
(II) Actual Avenida Angel Gallardo.
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