En su destacado carácter de fuente de ingresos para las
arcas del estado, el tabaco estuvo bajo la lupa de las autoridades impositivas argentinas
desde finales del siglo XIX. A los propósitos que nos interesan aquí, distintos
compendios de información oficial (en general, registros aduaneros) fueron
dando cuenta del crecimiento paulatino en el consumo de cigarros italianos a
partir de su primer arribo al país, en 1861. La producción nacional de dicho
rubro, iniciada veinte años después, resultó numéricamente poco significativa
durante bastante tiempo, pero hacia 1900 era evidente que su relevancia había
crecido de modo formidable. Fue así que un antiguo informe de tinte económico –
tributario comenzó a ocuparse del tema en los primeros años de la nueva
centuria. Se trata de la llamada Memoria
del Departamento de Hacienda, cuyas viejas ediciones nos han servido para
obtener y analizar una completa y meticulosa data de importación, producción y
comercialización de puros toscanos desde 1905 hasta 1976 (1).
Tal cúmulo de referencias estadísticas será analizado a lo
largo de cuatro entradas (dos en enero y dos en febrero) que se inician ahora
mismo. Las tres primeras van a estar enfocadas en sendos ciclos esenciales para
el devenir toscanero patrio, mientras que la última tendrá un propósito de resumen general
explicativo. Iniciamos hoy con lo acontecido por los tiempos del centenario (la edad de oro), en la segunda tomaremos
conocimiento de los sucesos coetáneos a la Segunda Guerra Mundial (tiempo de cambios), en la tercera
haremos un análisis de los años decadentes para el producto que nos convoca (el ocaso), y en la cuarta vamos a
puntualizar las razones que nos llevan a designar cada período de la manera en
que lo hacemos (toscanos per cápita).
Ubiquémonos entonces al comienzo histórico de nuestra secuencia.
Desde 1861 hasta 1904, tal cual lo antedicho, las únicas
cifras sobre dispendio de cigarros italianos fueron aquellas provistas por la
Aduana de Buenos Aires. Algo muy lógico, ya que el acceso a semejantes productos
estuvo monopolizado por la importación
durante dos décadas, mientras que la manufactura nacional, iniciada
tímidamente hacia 1881, creció de modo muy lento hasta las postrimerías
decimonónicas. No obstante, el advenimiento del nuevo siglo trajo consigo una
avalancha en el interés por esos potentes puros de impronta mediterránea (2)
con el consecuente y marcado aumento en su trascendencia porcentual para los
guarismos industriales tabacaleros y las intenciones recaudatorias del fisco. Ya
en 1905 se los comienza a mencionar de manera explícita, con números de la
importación que van reflejando aumentos sostenidos, más allá de algún vaivén
temporal: 70.622.365 unidades en 1905, 82.745.760 en 1906, 101.470.698 en 1907
y 96.370.000 en 1908. Pero en 1909 leemos algo inédito hasta entonces, tal vez
la cita pionera de carácter oficial sobre el toscano de confección argentina. En
efecto, los considerandos del director de la repartición incluyen una
referencia respecto a que “la industria
nacional comienza a elaborar en cantidades dignas de consideración los cigarros
denominados toscanos.” (3)
Tamaña elocuencia se incrementa al año siguiente como explicación
de una leve baja importadora. Así, el funcionario señala que la misma “ha sido ampliamente compensada por la
producción nacional.”.
Si acaso hacía falta más énfasis, lo tenemos en 1911. “En cuanto a los cigarros tipo toscano de
producción nacional, siguen desalojando a los de procedencia extranjera”,
asegura la reseña, y luego sustenta el argumento con los números
correspondientes.
La conclusión de este “cabeza a cabeza” entre nacionales y
extranjeros llega en 1912, dándonos además una certeza absoluta sobre cierto punto
que tratamos hace tiempo (4): el año preciso en que la manufactura argentina
superó numéricamente a la importación. La frase respectiva no requiere
comentarios adicionales: “el tipo de los
cigarros de producción nacional preponderante es el italiano, habiendo
desalojado al similar importado.”
Mediante las unidades comercializadas de uno y otro origen,
el siguiente cuadro expone una visión más clara sobre el desarrollo del fenómeno entre 1909 y 1914. Vale decir que la
tendencia resultó irreversible, dado que a partir de 1912 los importados perdieron
el protagonismo en forma definitiva (5).
AÑO IMPORTACION ELABORACIÓN
1909 108.870.000
68.168.444
1910 105.280.000 99.998.257
1911 110.910.000 108.653.532
1912 106.510.000 115.799.130
1913 108.850.000 136.625.285
1914 94.465.000 122.457.316
Independientemente de la “guerra” entre importadores y
fabricantes para ganar el mercado, no podemos dejar de advertir la magnitud de
los guarismos, que promediando el decenio alcanzan la pasmosa cifra de más de
doscientos millones de ejemplares consumidos anualmente en todo el territorio
de la república. Entonces… ¿cómo siguió la cosa? Eso lo veremos en la próxima
entrada, muy pronto.
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) Lamentablemente hay numerosos períodos faltantes, que
por suerte no corresponden a ninguna de las fechas claves que iremos marcando a
lo largo de la serie. Los mayores “agujeros” informativos se sitúan en las
décadas de 1920, 1940 (segunda mitad) y 1950.
(2) En los primeros años, la Memoria utiliza indistintamente los rótulos cigarros italianos, cigarros tipo italiano, cigarros tipo toscano o cigarros
toscanos, incluyendo alguna mención ocasional del Cavour. Un par de décadas después sólo se habla de toscanos, lo que indica la desaparición
paulatina de los demás módulos peninsulares, en especial Cavour y Brissago, y en
menor medida otros prototipos que pisaron
estas tierras esporádicamente, como Napolitano,
Minghetti y Branca.
(3) Sin dudas, la puesta en funcionamiento de la gigantesca
fábrica Avanti entre 1902 y 1904
resultó el principal motivo de crecimiento para la industria local.
(4) Fue en la entrada que subimos con fecha 1/8/2015: http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2015/08/hace-cien-anos-se-producia-un-hito-en.html
(5) Se observará que, en algunos casos, hay diferencias sustanciales entre lo que dicen las imágenes y las cifras del cuadro. Ello se debe a que la Memoria solía hacer correcciones de un año al otro. Por ejemplo, en 1912 el informe habla de una elaboración nacional de 111.976.537, mientras que el cuadro expone 115.799.130. ¿Motivos? Este último número se menciona en 1913 como elaboración de 1912. En tales casos opto siempre por la cifra publicada más tarde, ya que supongo que el ministerio necesitaba cierto tiempo para"ajustar" los guarismos.
(5) Se observará que, en algunos casos, hay diferencias sustanciales entre lo que dicen las imágenes y las cifras del cuadro. Ello se debe a que la Memoria solía hacer correcciones de un año al otro. Por ejemplo, en 1912 el informe habla de una elaboración nacional de 111.976.537, mientras que el cuadro expone 115.799.130. ¿Motivos? Este último número se menciona en 1913 como elaboración de 1912. En tales casos opto siempre por la cifra publicada más tarde, ya que supongo que el ministerio necesitaba cierto tiempo para"ajustar" los guarismos.
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