El primer dato de interés histórico que nos brinda el
valioso texto reseñado en la entrada anterior consiste en la conformación
accionaria original de la Compañía
Introductora de Buenos Aires. Sabemos ahora que todo su capital provino de la reconocida empresa William Paats, Roche y Cía, lo cual
indica un idéntico grupo de inversores controlando ambas sociedades . El punto
es doblemente sugestivo si tenemos en cuenta que esta última firma fue
importadora de los legítimos toscanos italianos hasta 1903, o sea, el mismo año
en que decidió levantar la fábrica Avanti. Si buscamos explicaciones, es muy lógico asignarle al nuevo emprendimiento un
propósito basado en las inmejorables perspectivas que presentaba el mercado
vernáculo, puesto que para ese entonces los toscanos carecían de rival en materia
de cigarros puros y su demanda se acrecentaba progresivamente. Más difícil resulta saber por qué esa misma casa cesó casi
de inmediato la importación de los
ejemplares peninsulares genuinos (1) o, mejor aún, cuál de las dos partes
involucradas resolvió finalizar el contrato respectivo, celebrado algunos años
antes. ¿Fue la firma argentina, atenta a la mayor rentabilidad de una
manufactura local, o fueron los italianos, advertidos de que su importador
exclusivo en Argentina se disponía a “falsificar” el emblemático producto, iniciando así una especie de competencia
desleal? La respuesta tiene aún más opciones (2) y el hallazgo de evidencias
aclaratorias no resulta técnicamente imposible (tal vez quedaron registros en
documentos oficiales italianos de la época), aunque sólo el tiempo dirá si
algún día podremos encontrarlas.
La mención de cifras inequívocas sobre el volumen productivo de los primeros años sirve para confirmar ciertos postulados largamente sostenidos por este blog, aunque nunca avalados en forma documental. Ya estamos en condiciones de ratificarlos fehacientemente: al poco tiempo de su apertura, Avanti era la fábrica de toscanos más grande del país y su producción abastecía (por sí sola) el mayor porcentaje del mercado. Considerando la referencia de los ocho millones y medio de puros mensuales confeccionados en 1916, es decir, 102.000.000 al año, no quedan dudas al respecto: las estadísticas de esa época señalan una producción toscanera argentina cercana a 150.000.000 de unidades. En función de ello, prácticamente dos tercios de los toscanos fabricados en nuestro territorio eran obra de la CIBA. Ya que tales guarismos porcentuales no se modificaron sustancialmente con el correr de las décadas (3) (4), podemos sentenciar que Avanti siguió siendo el cigarro nacional más vendido por el siguiente medio siglo.
La mención de cifras inequívocas sobre el volumen productivo de los primeros años sirve para confirmar ciertos postulados largamente sostenidos por este blog, aunque nunca avalados en forma documental. Ya estamos en condiciones de ratificarlos fehacientemente: al poco tiempo de su apertura, Avanti era la fábrica de toscanos más grande del país y su producción abastecía (por sí sola) el mayor porcentaje del mercado. Considerando la referencia de los ocho millones y medio de puros mensuales confeccionados en 1916, es decir, 102.000.000 al año, no quedan dudas al respecto: las estadísticas de esa época señalan una producción toscanera argentina cercana a 150.000.000 de unidades. En función de ello, prácticamente dos tercios de los toscanos fabricados en nuestro territorio eran obra de la CIBA. Ya que tales guarismos porcentuales no se modificaron sustancialmente con el correr de las décadas (3) (4), podemos sentenciar que Avanti siguió siendo el cigarro nacional más vendido por el siguiente medio siglo.
El crecimiento que experimentó la empresa a partir de los años cuarenta queda demostrado por la
adquisición de la fábrica de B Yoldi en 1944, y por el emplazamiento de otras
dos plantas complementarias en San Luis y Posadas hacia 1946. La primera tuvo
una duración acotada (solamente hasta 1962), mientras que la segunda acabó
convirtiéndose en la fábrica principal una vez que el imponente edificio del
barrio de Villa Urquiza fue desafectado de las labores industriales, en 1958.
Sin embargo, éste continuó en poder de la CIBA al menos por diez años más,
según consta en un comunicado de tipo legal publicado por el Boletín Oficial a
finales de 1967. Allí comprobamos la existencia física de las dos propiedades aún
en poder de la firma, la de Posadas como fábrica y la de Buenos Aires como
depósito. Al texto en cuestión (arriba) añadí (abajo) la única imagen que pude hallar de los
galpones misioneros (ya abandonados), así como el consabido pero siempre
ilustrativo dueto de paquetes indicando domicilios pre y post mudanza de la
manufactura.
Un último tema de enorme interés para nuestras finalidades
investigativas es aquel relativo a las plantaciones. Sabíamos algo acerca de
los cultivos experimentales de la variedad Kentucky en las primeras décadas del
siglo XX, pero ahora también avalamos esa información con un panorama completo
del desarrollo tabacalero de campo que caracterizó a la CIBA durante mucho
tiempo. Los primeros resultados satisfactorios datan de 1929, por lo cual
podemos deducir que el Kentucky
empezó a ser utilizado masivamente a partir de 1930, conforme aumentaba la
cantidad de fincas dispuestas para tal fin. El mapa al costado de este párrafo
(hacer click para ampliar) muestra la ubicación de las localidades mencionadas en
el libro que nos ocupa, numéricamente dispuestas según su orden textual de
aparición: MonteCarlo, Puerto Rico,
Wanda, Lanusse, Oberá, Cerro Azul y Campo
Grande. En los decenios de 1930 y 1940, buena parte de esa materia prima
viajaba hasta la factoría porteña por vía fluvial, luego del embarque en varios
puertos del Paraná, especialmente el de Posadas (5). Un dato final es muy
valioso: la última importación de Kentucky norteamericano se realizó en 1948,
lo que nos dice dos cosas: que a partir de entonces los Avanti fueron hechos 100% con tabaco nacional, y que antes de eso
tenían materia prima de USA en su interior, lo cual no sabíamos hasta ahora.
Hay casi infinitas ramificaciones temáticas para seguir
analizando, pero ya llegará el momento de hacerlo. Por lo pronto, tenemos un
conocimiento mucho mayor sobre el rótulo de toscanos argentinos más célebre de la historia.
Notas:
(1) Recordemos que en 1904 la importación de toscanos
legítimos pasó a manos de Roberto de
Sanna y la empresa Bunge y Born,
el primero como “representante” y la segunda como introductora propiamente
dicha.
(2) Los casos señalados se basan en la hipótesis de que los
argentinos actuaron primero desencadenando la ruptura, pero los hechos no
tuvieron que ser necesariamente así. Por ejemplo, es también factible que
Italia haya decidido terminar el contrato por otros motivos, y que W Paats, Roche y Cía resolviera
-posterior y consecuentemente- continuar en el negocio mediante el
emplazamiento de una fábrica propia.
(3) En realidad, la aparición de la SATI con sus Regia Italiana implicó una competencia
importante sin llegar a comprometer el sólido liderazgo de Avanti. Por otro lado, su existencia histórica fue bastante fugaz,
ya que sólo se mantuvo durante veinticinco años, desde 1933 hasta 1958.
(4) Durante enero y febrero de 2017 vamos a “hilar fino”
sobre estadísticas tabacaleras del siglo XX (desde 1905 hasta 1976), gracias al
hallazgo de cifras oficiales y contundentes.
(5) Así lo señalan algunos testimonios que hemos visto
oportunamente.
http://www.elterritorio.com.ar/m/mnota.aspx?c=1669579541148736
ResponderEliminarAquí tiene datos sobre el destino de la fábrica de posadas. Lo que se conserva es lo que muestran en la foto y corresponde a la esquina de CNEL Álvarez y de arrechea. Muy bueno el blog. Saludos!
Gracias por la foto y el link. Saludos.
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