Por su carácter de mayor exponente histórica del toscano
argentino, la fábrica Avanti de la Compañía Introductora de Buenos Aires ha
sido objeto de numerosas entradas en este blog y también en Consumos del Ayer. De hecho, fue la
primera factoría nacional del ramo tabacalero que reseñamos, así como unos
pretéritos cigarros Avanti inauguraron nuestra serie de degustaciones de
productos añejos. Pero el hallazgo de nuevas fuentes de información nos sirvió
para confirmar datos cronológicos, descubrir secretos del proceso manufacturero
y establecer precisiones acerca de algunos puntos que hasta entonces se
hallaban en la penumbra. En este caso se trata del libro Las salinas grandes de Hidalgo -La Pampa- y su desarrollo, de
Walter Stauffacher, editado en 1967 por la propia CIBA. En esta primera entrada
vamos a presentar la parte del texto que nos interesa y en la próxima haremos
un análisis pormenorizado de todo lo que nos dicen esos datos acerca del
emprendimiento fabril toscanero más importante del pasado nacional.
Queda claro que el tema central de la obra se basa en las
conocidas actividades de producción salina que la CIBA llevó a cabo a partir de
1934 (con una marca famosa, Dos Anclas),
pero hay un capítulo específico que relata los inicios de la empresa,
coincidentes con el advenimiento del siglo XX. Ello nos permite saber que el
capital inicial fue obtenido íntegramente del activo de la reconocida
importadora William Paats, Roche y Cía.
Luego de referirse a los primeros negocios encarados por la firma (1), el texto
continúa señalando que “en septiembre de
1903 resolvió instalar una fábrica en la ciudad de Buenos Aires para elaborar
cigarros italianos y ya en agosto de 1904 comenzó a producir la nueva
manufactura (…) Al principio se elaboraron 25.000 a 30.000 cigarros por día,
pero ya en octubre de ese mismo año se llega a 90.000 cigarros diarios.”
Desde luego, era la época dorada del producto y eso se hizo notar rápidamente,
llegando en 1916 a elaborar 8.500.000 cigarros por mes hasta alcanzar, entre
1922 y 1927, la suma de diez millones de unidades. ¿Con qué recursos humanos se
realizaba semejante tarea? Así lo explica: “la
dotación de la fábrica de Villa Urquiza sobrepasaba entonces los 1.000 obreros,
en su mayoría mujeres.”
Un dato interesante es la adquisición de la fábrica de
Bienvenido Yoldi (2) en 1944, que posteriormente y hasta 1957 funcionó con el
nombre de “La Firmeza”. Pero aún más reveladora es la apertura de otras dos
plantas conforme la porteña perdía competitividad. Al respecto, dice: “en 1945, debido al retiro de un importante
núcleo de personal antiguo y ante las dificultades para para conseguir obreras
en Buenos Aires dispuestas a aprender el oficio de cigarrera, se resolvió la
instalación de fábricas en el interior del país…” La primera fue en San Luis (3) y un año más
tarde se sumó Posadas, que hacia 1958 llegaron a alcanzar conjuntamente volumen
y calidad suficientes como para cerrar la vieja y legendaria factoría de Villa
Urquiza. Un párrafo describe con cruda sinceridad el achicamiento general del
negocio sentenciando: “posteriormente se
resolvió ampliar la fábrica de Posadas para absorberla producción de la de San
Luis pues, como en general el consumo de cigarros de hoja ha disminuido
mundialmente, el de los cigarros Avanti también sufrió esa baja y por lo tanto
resultaba antieconómico mantener dos manufacturas a producción no total. Fue
así que en 1962 se decidió cerrar San Luis y hoy (habla de 1967) la planta de Posadas, con un personal de 350 empleados y obreros, está
produciendo la totalidad de los cigarros.”
Queda para el final otro tópico de extremo interés, que es
el desarrollo de las plantaciones de tabaco. “Desde 1917, la Introductora vino realizando ensayos para plantar
tabaco de la variedad Kentucky en el país (…), pero recién en 1929 se
perfilaron los primeros resultados, resolviéndose entonces la instalación de
una chacra experimental en Eldorado, Misiones.”
(4) Pronto las zonas de cultivo se extendieron por las localidades
de Montecarlo, Puerto Rico, Wanda y Lanusse, y más tarde hacia el sur por Oberá,
Cerro Azul y Campo Grande. Vienen a continuación diversas especificaciones sobre
los avances agronómicos durante los siguientes años, pero nos enfocamos en una
última frase tremendamente valiosa y elocuente: “desde 1960, la CIBA ha venido comprando también tabaco misionero para
uso de su manufactura de tabacos y/o para exportar. La última importación de
tabaco Kentucky de procedencia norteamericana se realizó en el año 1948.”
Lo apuntado parece un poco difuso, pero es cuestión de
ubicarlo en el contexto adecuado de forma, tiempo y lugar, lo que nos permitirá
encontrar muchas respuestas a viejos interrogantes de este blog. Todo ello en
la próxima entrada, muy pronto.
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) Algunos fueron importación de mármoles, mercería,
comestibles, velas y bebidas, todo ello abandonado entre 1908 y 1921. Más
adelante, además de los toscanos y la sal, la CIBA estuvo vinculada a la
fabricación de textiles, alimentos (galletitas y bizcochos) y tuvo representaciones
comerciales de diversos artículos, además de haber controlado la fábrica de
enlozados Ferrum.
(2) La manufactura de B. Yoldi fue famosa por sus “toscanos
suizos”, sobre los cuales subimos una de las primeras entradas a comienzos de
2013. La susodicha firma parece haberse dedicado a la importación hasta
mediados del decenio de 1910, luego al negocio mixto (importación y
elaboración) y finalmente a la manufactura local. Ese mismo derrotero con las
etapas sucesivas “importador”, “importador-fabricante” y luego “sólo
fabricante” presenta grandes similitudes con otros emprendimientos toscaneros
de la época. Vale decir que la presencia de Yoldi en el Boletín Oficial como
solicitante de marcas es bien profusa durante las tres primeras décadas del
siglo.
(3) Lo de Misiones se entiende bien, pero ¿por qué en San
Luis, sitio alejado como pocos de los centros de consumo y de las zonas
productoras de tabaco? Hay una sola respuesta lógica: allí la CIBA concentraba
buena parte de su actividad salera, por lo cual tenía el espacio, la
disponibilidad de personal y la logística necesarios. Aunque no tengo indicios
que así lo prueben, tampoco debemos
descartar la existencia complementaria de algún tipo de ventaja impositiva
basada en la radicación geográfica al estilo diferimiento o similares.
(4) Sobre eso también subimos una entrada hace bastante tiempo: http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2013/03/un-yankee-en-misiones-el-tabaco.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario