Con bastante frecuencia nos hemos referido a dos tipos de
cigarros que bien pueden ser definidos como “primos hermanos” del toscano, al
punto de haber conocido sus historias y degustado sus ejemplares (1), tanto
aquí como en Consumos del Ayer. También apuntamos tangencialmente la sospecha de que, en nuestro país, esos otros dos
productos fueron más célebres que el propio toscano desde 1861 (año de la primera importación documentada de tabacos italianos) hasta 1890, y que recién
entonces nuestro leitmotiv alcanzó el
grado de popularidad y éxito que lo acompañaría por los siguientes ochenta
años. Esta entrada está enfocada en el análisis de dicha circunstancia, aunque
su título puede llevar a confusiones con las respectivas épocas de creación. Queda claro que frente a esto último no hay dudas posibles: el toscano antecede
holgadamente a los otros dos, puesto que su origen se remonta a 1818, mientras
que el Brissago apareció por 1840 y el Cavour recién hacia 1860. Pero, como
dijimos, nuestro interés de hoy es establecer una línea cronológica sobre la
celebridad y superioridad comercial de cada uno en el activo mercado argentino del
siglo XIX. En esta primera entrada intentaremos verificarlo mediante algunas huellas
documentales de la época, para luego, en una segunda y última, explicar las
razones del fenómeno.
No hay mucho para decir de la comparecencia testimonial
durante los primeros diez años del tabaco itálico en estas tierras (2), con
toda seguridad porque sus prototipos aún eran artículos exóticos cuyo consumo
estaba acotado a una masa minoritaria de inmigrantes. Recién a finales de la
década de 1870 hallamos las primeras señales de cigarros italianos nombrados
con todas las letras (3), más precisamente en una ley de impuestos al tabaco de
la Provincia de Buenos Aires sancionada el 14 de diciembre de 1878. El artículo
sexto no deja dudas de que Brissago y Cavour ya habían obtenido un cierto renombre,
mientras que el toscano brilla notoriamente por su ausencia. Es obvio que se lo
incluía entre los “otros que se importan
del extranjero”, pero lo que intentamos remarcar es esa diferencia de
celebridades: mientras unos sirven para ejemplificar la categoría, otro queda
oculto dentro de un pelotón genérico, innominado, anónimo. El documento tiene
asimismo un gran valor por su carácter oficial y por la presencia de figuras
históricas entre algunos de sus firmantes, especialmente tres que llegaron a
ser gobernadores provinciales: Carlos Tejedor, José María Moreno y Carlos
D’Amico.
Si seguimos buscando documentación fidedigna en el decenio
siguiente, podemos encontrar una nueva muestra de lo que venimos señalando en
el Censo de Buenos Aires de 1887. Su autor Antonio Fresco dedica unas breves
palabras a la industria y el comercio del tabaco en la ciudad, pero lo
interesante es que allí queda plasmada una frase de significado incontrovertible: “se consume también una
cantidad inmensa de cigarros alemanes, suizos, italianos y brasileros…” (4) No obstante, a la hora de listar el precio mayorista de diversos artículos del
ramo, vemos al Cavour como único y solitario representante de su tipo y
nacionalidad. Tampoco hay menciones al respecto en la sección de precios
minoristas, ni en ninguna otra parte del censo. Así de pobre es la presencia
testimonial de los puros italianos en general, y del toscano en particular,
hasta 1890. Pero eso cambiaría muy pronto…
En la próxima entrada veremos cómo el toscano logró abandonar
esa existencia indocumentada para convertirse vertiginosamente en la figura más
famosa del firmamento cigarrero argentino. También intentaremos esclarecer los interrogantes que surgen luego de haber visto el modesto sitio que ocupó durante tres décadas:
¿por qué motivo era mucho menos conocido que el Cavour y el Brissago? ¿Y qué
fue lo que hizo estallar tan súbitamente su popularidad hacia finales del siglo?
CONTINUARÁ…
Notas:
(1) Es justo señalar que no fue así tal cual en el caso del
Cavour, ya que dejó de producirse hace mucho tiempo y no conozco ninguna
posibilidad de conseguir prototipos añejos. Para efectuar su cata seleccionamos
un tipo de puro español típico de Valencia llamado Caliqueño por considerarlo lo más parecido a lo que debió haber
sido el Cavour legítimo en sus buenos tiempos. Las explicaciones del caso se
pueden encontrar en las dos entradas relativas al tema que subimos con anterioridad: http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2013/12/cavour-el-cigarro-patriotico-italiano.html
y http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2014/03/cavour-el-cigarro-patriotico-italiano.html
(2) Nunca abandono la esperanza de localizar algo al
respecto, no en diarios nacionales (eso es muy poco probable), pero sí en
algunas publicaciones de antaño dirigidas a la embrionaria colectividad
italiana radicada en nuestro país. Lamentablemente, tales ejemplares aparecen
en los catálogos de varias bibliotecas públicas argentinas, pero siempre se
encuentran “fuera de consulta”. Si acaso algún día descubriera una sola
referencia tabacalera de la década de 1860 impresa en nuestro país con la
palabra “toscano” bien clara e
inequívoca, sería algo así como el Santo
Grial de este blog.
(3) Lógicamente que hablamos sólo de nuestro territorio. En
el Viejo Continente ya eran todos perfectamente conocidos, tal cual lo
demuestra el siguiente párrafo de la Guía
del Viajero editada en Alemania en 1877 por Karl Baedeker. El texto pertenece a la edición en francés, pero
creo que no necesita mayores traducciones. Nótese que existían dos versiones de
Brissago (citado como Virginia, su
nombre más conocido en el centro y norte de Europa) y también de Cavour: una
más grande y una más pequeña.
(4) Como observamos
luego en la imagen tomada del texto, Fresco magnifica el dispendio de tabacos
cubanos, pero estoy convencido de que ya para 1887 el consumo nacional de cigarros italianos superaba numéricamente a los de cualquier otra nacionalidad.
Es fácil demostrarlo algunos años más tarde: en 1894 y 1895, por ejemplo, esa supremacía resulta abrumadora. Pero lo cierto es que no tengo estadísticas
comparativas de los años ochenta del siglo XIX, así que por ahora se trata de una
teoría.
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