No vamos a insistir acerca del carácter sorpresivo e
imprevisto que suelen tener muchos de los descubrimientos efectuados en este
blog, porque se trata de algo señalado en numerosas oportunidades, tanto aquí
como en Consumos del Ayer. Pero sí
vale la pena resaltar nuevamente la enorme utilidad que presta el puntilloso trabajo de recopilación efectuado por la web
del CPCCA (Cigar Pack Collectors Club of Argentina), que más de una vez nos ha
servido para encontrar aquello que parece imposible de ser hallado. Por
supuesto, se trata de un sitio muy vasto, con información asequible a través de numerosos caminos y diferentes entradas, no siempre plausibles de ser abiertas
por el primer intento de sondeo. Para no abundar demasiado en detalles, digamos
simplemente que la fortuna estuvo una vez más de nuestro lado y nos permitió
acceder a registros documentales irrefutables, a partir de los cuales pudimos localizar
la existencia pretérita de diez fábricas argentinas de toscanos que no
conocíamos hasta hoy.
Concretamente, el completo espacio virtual de marras posee
cierto apéndice que consiste en un listado cronológico del registro de Patentes
y Marcas de productos derivados del tabaco aparecidos en el Boletín Oficial de
la República Argentina desde 1894 hasta 1947 (1). Así, luego de un prolongado y paciente análisis, fuimos descubriendo muchos registros de marcas, tipografías,
ilustraciones y envases relativos al cigarro que aquí nos ocupa. Buena parte de
eso correspondía a fábricas ya conocidas (2), pero lo interesante es que también
salieron a la luz factorías cuya presencia en el pasado nos era completamente
anónima. Es que de eso se trata, esencialmente, este pasatiempo de la
investigación histórica: de buscar y encontrar. Lo primero se cumple
inexorablemente, pero no hay ninguna garantía para lo segundo. Con todo, nos
alegramos de darle la bienvenida a más nombres antiguos de la familia toscanera
nacional. Y sin más demoras, vayamos al grano examinando los rótulos marcarios
concedidos a cada uno de estos viejos talleres tabacaleros especializados en el
puro más popular de nuestro país durante cien años.
El 1 de septiembre de 1904, la firma Lastra, Caponetti y
Cía. obtuvo el registro de la marca “La
Toscana” con la correspondiente ilustración de la etiqueta que cubría sus
cajas de 50 unidades al precio de cinco centavos cada una. El producto es
presentado textualmente como cigarros “napolitanos”,
que eran una rara especie de toscanos con uno de sus extremos cerrados. En
teoría y por esa razón, sólo se podían fumar enteros, aunque sospechamos que
los humildes y veteranos consumidores italianos de la época no dudaban en
despuntarlos y cortarlos al medio para obtener dos mezzo napolitanos.
El 2 de julio de 1906 se le concedió a Fernando Paganini la
marca “F. A. Paganini” para rotular
su envase de 100 cigarros al precio de diez centavos cada uno. La leyenda Comuni 1° Qualitá no deja dudas sobre su
condición toscanera, aunque no lo diga con todas las letras. La mencionada es
la categoría a la que pertenecían entonces los toscanos en la compleja y vasta
nomenclatura de producción italiana.
El 19 de mayo de 1908, Agustín Grillo fue autorizado al uso
del rótulo “Avaneti” en la etiqueta
de una caja de 50 cigarros. Lo de Avaneti
no debe confundir con un habano, con el cual no tiene nada que ver, como lo
indican la inscripción Fermentados Uso Italiano y el módico
valor de cinco centavos la unidad.
El 2 de noviembre de 1909, Juan Llull, titular de Tabacos y Cigarros La Amistad, recibió
el cuño de “Toscanos Ferri” para una
caja de 50 cigarros. Quince años más tarde, el 4 de Julio de 1924, logró lo
propio para los toscanos “Gurugú”. (3)
El 10 de agosto de 1910 le fue otorgado a María C. de Di
Paola el timbre “De Di Paola” para
el envase de 50 toscanos fermentados, incluyendo en ello dos ilustraciones
completas, tal vez para tapa y fondo.
El 27 de Febrero de 1913, Juan Panullo recibió la propiedad
de la marca “Toscano Panullo” para
su caja de 50 toscanos al precio de cinco centavos cada uno.
El 28 de Abril de 1915 salió la adjudicación marcaria de los
toscanos “Chianti” a nombre de
Waldino Robles, representante de la Sociedad
Productora e Introductora de Tabacos.
El 31 de Mayo de 1918 fueron adjudicadas dos marcas a los
señores Enrique Lampe y Rodolfo Gaertner para distinguir sus toscanos: “Abruzzi” y “Aída”. En el caso de la segunda se asegura que son productos para
exportación y aparece además la
referencia al uso exclusivo de tabaco Kentucky para su capa.
El 5 de Noviembre de 1925 ocurrió otro tanto con el
otorgamiento simultáneo de los rótulos “Pisa”
y “Alianza” a nombre de la Compañía
Nacional de Tabacos.
El 24 de Septiembre de 1936, finalmente, la curiosa marca “Mulero” quedó bajo propiedad de
Raimundo Koch. En la copia de la ilustración adjunta aparecen apuntadas diversas indicaciones sobre los colores que llevaría la etiqueta definitiva.
Por supuesto que no faltaron algunos casos dudosos, y por
ello decidimos omitirlos hasta tanto tengamos mayores evidencias de las dos condiciones
necesarias para ingresar en el territorio de nuestro interés: que se trate
realmente de toscanos (y no de otro tipo de puros), y que hayan sido
efectivamente comercializados en la Argentina (4). Pero no nos quedamos acá: seguimos investigando y muy pronto vamos a iniciar un sondeo bibliotecario que tal vez nos lleve a descubrir algunos establecimientos desconocidos anteriores
a la segunda mitad de la década de 1890, es decir, previa a la aparición del
registro de marcas en el Boletín Oficial. Más adelante, con esos datos
mayormente completos y mejor chequeados, vamos a hacer una actualización de
nuestro listado principal de fábricas. ¿Cuándo? Muy pronto, en este mismo blog.
Notas:
(1) Aquí va el link a la introducción. Haciendo click en
“ingresar” se llega al listado de 89 páginas con cien ítems cada una. http://cpcca.com.ar/BO/index.htm
(2) Eso nos permitió aclarar muchos puntos oscuros que
teníamos sobre tales establecimientos, así como responder algunas preguntas que
ya habíamos planteado con anterioridad. Las próximas entradas van a estar enfocadas precisamente en eso.
(3) Años más tarde, la marca Gurugú pasó a manos de M. Duran y Cía, sita en Rosario al igual que
la empresa de Llull. Dentro de pocos meses realizaremos una degustación de
toscanos Flor de Mayo de la década de
1960, marca que originalmente pertenecía a Fernández
y Sust pero que para ese entonces era explotada por la citada M. Durán y
Cía. Con algunos datos obtenidos ahora y otros que intentaré buscar tal vez
podamos reconstruir el pasado de esa misteriosa firma rosarina, que al parecer
tenía como política adquirir marcas de toscanos ya constituidas en aquella
ciudad.
(4) El siguiente es un caso típico: el 28 de Febrero de 1935
aparece la renovación de la marca “Garibaldi” a nombre de C.F. de la Fuente,
cuya solicitud fue hecha en Asunción del Paraguay. La imagen, sin mayores
datos, se reduce a lo que parece ser una simple anilla individual de cigarro,
pero el nombre netamente itálico y el aditamento Prima Qualitá refuerza la sospecha de que se trata de un toscano. Sin embargo no tenemos esa certeza, amén de que la solicitud hecha desde un
país vecino no implica que el rótulo haya sido vendido en nuestro país. Por
eso, al igual que otras, la dejamos en suspenso hasta el día en que tengamos
indicios más certeros.
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