El cigarro toscano es un producto original y emblemático de Italia, pero su éxito comercial antecede
varias décadas al proceso unificador de ese país consumado entre 1861 y 1866. Otros
puros peninsulares de estilo similar también fueron profusamente difundidos y
consumidos en Europa entre mediados y finales del siglo XIX, como el Cavour y el Brissago, de los que hemos hablado en reiteradas oportunidades.
Ahora bien, dentro del puñado de naciones más involucradas en este fenómeno
(Suiza, Austria y Alemania), el país helvético es el que acredita la mayor
tradición toscanera debido a la fuerte influencia itálica existente en el sur de su territorio y particularmente en el
cantón de Ticino, donde se habla la
lengua del Dante. Ya en 1848, Rodolfo Pedroni, un italiano natural de l’Emilia, se instaló allí para fundar su
gran manufactura de tabacos que décadas más tarde daría lugar a la famosa
Fábrica de Tabacos de Brissago (1). En los decenios posteriores se afincaron
otras factorías y talleres del mismo tenor, tanto en Brissago como en Balerna y Chiasso.
La explicación de esa especie de “éxodo” de industriales tabacaleros
italianos se basa en algo muy sencillo: el sistema de estanco que llevaba adelante Italia impedía cualquier iniciativa
privada, dado que toda la producción del
ramo estaba en manos estatales.
Hacia 1860 ya existían en el mercado europeo numerosas
versiones suizas de los cigarros italianos más típicos y es posible encontrar
algunos curiosos testimonios al respecto, como cierto párrafo de un libro editado
en 1862 bajo el título Cenni sul Tabacco
e dei modo de su manifattura nella Azienda di Lucca (2). El añoso volumen, escrito en plena época
unificadora, pone de manifiesto la confusa noción de lo que era “italiano” en
aquel tiempo. Entre otras cosas, el autor alude sistemáticamente al Cavour como “cigarro nacional” y al
toscano como “cigarro provincial”, además de situar al primero dentro de un
“estilo suizo”, junto con los puros del
tipo Vevey (que nombra textualmente
como Wevey), de los que hablaremos
luego. Para resumir, digamos que éste y otros muchos documentos del pasado nos dicen que para ese entonces Suiza manufacturaba, comercializaba, consumía y
exportaba cigarros italianos a la par de la mismísima Italia. A los efectos
prácticos de este blog, que versa sobre el devenir histórico del toscano en
Argentina, la pregunta quedaba prácticamente servida: ¿tuvo eso su correlato en
nuestro país?
El interrogante no era nuevo para el que suscribe, dado que
fue planteado más de una vez en este mismo espacio ante la presencia de cuantiosos
testimonios sobre “toscanos suizos” y
cigarros “similares italianos” en viejos anuncios, en antiguos envases e
incluso en estadísticas oficiales. En tales casos nos preguntábamos de dónde
saldría eso y a qué estaría referido exactamente. ¿Se importaban verdaderos
toscanos suizos o sólo era un ardid publicitario? La respuesta contundente fue
obtenida accediendo a la edición del Boletín Oficial de la República Argentina
del 14 de septiembre de 1908 (3), en la que aparece una Tabla de Aforos (cargas impositivas) para los cigarros importados
(4). El listado es ciertamente largo y tiene como protagonistas principales a
las incontables etiquetas cubanas de la época, pero hacia el final encontramos los
dos segmentos que nos interesan. Primeramente se divisa el escueto peldaño de
los auténticos cigarros italianos, restringido a los productos que introducía
el importador exclusivo de ese tiempo, la firma Bunge & Born. Son sólo seis variedades: toscanos, napolitanos,
un par de categorías de Cavour y algo similar de Virginia. Pero luego aparece otra lista mucho más copiosa con la
denominación “Suizos, Filipinos y otros”. ¿Y qué encontramos allí? Una
verdadera sorpresa.
Su lectura denota inmediatamente
el predominio de Suiza sobre las demás procedencias, comenzando por la
abundancia de puros del tipo llamado Vevey,
originarios de la ciudad homónima del cantón de Vaud y muy de moda entre fines del XIX y principios del XX. Por ese motivo vemos la reiteración constante
(seguramente, distintas marcas) de los Vevey
Longs, Vevey Courts, Vevey Sans, Vevey Fins y un largo etcétera. Pero lo
remarcable es la cantidad de ítems relativos al toscano: nada menos que nueve,
así como cinco de Cavour y dos de Virginia o Brissago. En otras palabras, esto
documento prueba de un modo incontrovertible que la variedad de toscanos y demás
cigarros típicamente peninsulares
importados por Argentina en 1908 era ampliamente mayor entre el grupo de
los orígenes no italianos que en el de los verdaderamente italianos (me refiero
a diversidad, no a cantidad). ¿Serían todas
esas alternativas marcarias de naturaleza suiza? No lo sabemos con certeza,
pero los indicios sugieren que la mayoría sí lo era, y creemos que los otros
orígenes probables que le seguían en importancia eran Austria, Alemania y
Brasil. En la imagen de abajo (hacer click para ampliar) está la lista en
cuestión. En el rectángulo marrón se sitúan los puros italianos importados por Bunge & Born, y en el grupo
siguiente de “Suiza, Filipinas y otros” subrayé en rojo todos los renglones de
toscanos, en celeste los de Cavour y en verde los de Virginia. También es
posible apreciar el nombre de las diferentes casas importadoras, que no eran
pocas.
El tema no se agota
allí, ya que muchos años después, el 10 de junio de 1921, ubicamos un registro
de la marca “Toscanos Holandeses La Famosa”
a nombre de Moisés Maskivker. ¿Toscanos holandeses? No hemos logrado
obtener ningún otro dato al respecto más allá de este testimonio, ni del
rótulo, ni de su propietario (solamente sabemos que era de Rosario), ni de la
existencia de algún tipo de manufactura especializada en los Países Bajos. Ni
siquiera sabemos si se trata solamente de un nombre de fantasía para una
producción local o de otro caso –desconocido por mí hasta ahora-de toscanos
europeos manufacturados fuera de Italia. Pero teniendo en cuenta que Holanda
acreditaba y acredita una tradicional y poderosa industria del tabaco, tomamos
el dato con mucho interés y lo dejamos en carpeta para futuras investigaciones.
Notas:
(1) Todavía hoy se comercializa el cigarro conocido como Pedroni, que es un toscano de sabor algo
más suave. Durante muchos años su confección se realizó en Suiza, pero desde
2008 la marca fue adquirida por el Grupo
Industrial Maccaferri, empresa que actualmente produce los genuinos
toscanos italianos.
(2) Hemos citado ese añejo volumen hace algunos meses, en la
primera entrad dedicada al Cavour.
(3) Si alguien quiere echarle un vistazo a la copia completa
del original, aquí va el link: https://archive.org/stream/Boletin_Oficial_Republica_Argentina_1ra_seccion_1908-09-24/1908-09-24
(4) Posteriormente encontramos otras evidencias plasmadas
varios años después, pero ya llegaremos a ellas en su debido momento.
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