Aunque se trata de una tarea prácticamente imposible de completar,
nunca dejamos de añadir nuevas fábricas y marcas a nuestro listado de productores de toscanos constituidos en la Argentina desde 1875 hasta hoy. Sabemos que
inevitablemente habrá varias que se nos van a escapar por tratarse de efímeros
talleres instalados en pequeñas cigarrerías que nunca dejaron testimonio de su
existencia en documentos oficiales o privados. Posiblemente haya habido cientos
de casos así diseminados por todas las ciudades del país, y no perdemos las
esperanzas de hallar muchos de ellos en futuros sondeos bibliográficos. Publicidades o menciones en diarios, revistas, nóminas
catastrales, censos industriales y guías comerciales son algunas de las
alternativas que ofrecen una cierta posibilidad de hallazgos, aunque también
somos conscientes de que ello demandará años. No obstante y así las cosas, le
seguimos dedicando el tiempo que podemos a esa singular labor que bien puede
ser comparada con aquello de encontrar agujas en un pajar. Desde luego que
sería mucho más rápida la búsqueda de simples fábricas de cigarros puros, pero
recordemos que eso no garantiza en absoluto que allí se confeccionaran
toscanos. Son necesarias pruebas fehacientes, incontrovertibles y específicas
de manufactura toscanera para que un antiguo establecimiento pase a integrar
nuestra nómina histórica.
Debo añadir además que en los últimos meses no tuve la
oportunidad ni el ánimo para continuar las indagaciones iniciadas el año pasado (conducta que espero
modificar en lo que queda de este año), muchas de las cuales culminaron en
éxitos rotundos, incluyendo completas reseñas de algunas manufacturas
fundacionales del toscano argentino, como La
Argentina y La Virginia. Y a
pesar de que esos viejos datos se encuentran ocultos mayormente en bibliotecas y archivos gráficos, la siempre vigente búsqueda en la web produce, de tanto en tanto, algún feliz resultado. Fue así que mi holgazanería investigativa de
campo tuvo, al menos, una leve compensación informática, ya que logré dar con
el paradero de dos fábricas (en realidad, una fábrica y una marca elaborada por
un tercero) que no conocía y que agregué al listado. Ellas son la Cigarrería Italo Argentina, productora
de los toscanos Turín, y la casa Cardin y Cía, que comercializaba
toscanos bajo el rótulo La Colmena. Estos
últimos, como veremos, eran elaborados por la ya conocida factoría rosarina de Fernández y Sust.
El de los toscanos “Turín” es un típico caso de suerte. Se
trata de una antigua caja vacía de madera de 50 toscanos (muy característica de
la época) ofrecida como antigüedad en un sitio de remates. El vendedor tuvo la
feliz idea de fotografiar la parte inferior del envase con una amplia y
generosa vista de su etiqueta, en la que podemos observar prácticamente todos
los datos que necesitamos para certificar la existencia del producto y situarla
en tiempo y espacio: denominación de la fábrica, domicilio, marca y precio al
público. A los toscanos “La Colmena”, en cambio, los ubiqué en el excelente
sitio del CPCCA (Cigar Pack Collectors
Club of Argentina), aunque su historia es algo más complicada. En efecto, La Colmena es una antigua marca de
cigarrillos establecida en 1884 por Miguel Colmenero. Luego pasó por varias
manos hasta la década de 1960, pero la que nos interesa es una empresa sita en
la ciudad de Santa Fe llamada Cardin y
Compañía, fundada en 1927 como distribuidora de alimentos, bebidas y
tabacos que, de hecho, existe aún (1) (2). Desde su fundación hasta 1963, la
firma comercializó cigarros toscanos bajo el paraguas de aquella vieja marca,
los que eran elaborados a pedido por la rosarina Tabacos Colón, de Fernández y Sust. ¿Cómo sabemos esto último? En
primer lugar, porque el envase indica claramente la inscripción Certificado A 6 Verde, que era un número
asignado por las autoridades de control a las diferentes fábricas de tabacos, y
ese número en particular le pertenecía a Fernández y Sust. También está muy
clara su condición de cigarros manufacturados por un tercero, como lo indica
textualmente la frase “Elaboración
especial para Cardin & Cía”. Por último, más allá de la diferencia notoria de colores,
la etiqueta tiene enormes similitudes con otra marca célebre de Tabacos Colón,
los toscanos Génova (3). Así lo sugieren las idénticas leyendas “cuatro toscanitos” en una cara, y “cuatro
cigarros fermentados” en la otra, que cuentan incluso con una tipografía
semejante. Veamos entonces los dos paquetes en cuestión, para despejar dudas.
Con estos agregados, nuestro listado pasa a tener 18
fábricas y/o distribuidoras de existencia chequeada y comprobada. Una cifra
irrisoria frente al prudente cálculo que alguna vez nos indicó la presencia de al menos 100
factorías en el pasado del toscano argentino, entre grandes, medianas y
pequeñas. El repertorio queda entonces del siguiente modo al día de la fecha
(hacer click para ampliar):
La tarea no es nada simple, como dijimos, pero seguimos
buscando. Y cuando haya novedades, aquí estarán de inmediato.
Notas:
(1) La web del CPCCA ofrece además muy buenas fotos antiguas
de la fábrica en funcionamiento desde su fundación, en los tiempos de Colmenero:
http://www.cpcca.com.ar/cma/fab/MIGUNERO.HTM
(2) Aunque el logo de la empresa señala la fundación en
1927, sus datos impositivos actuales asequibles en la web indican fecha de
contrato social el 1/11/1937, es decir, diez años después. Opté por poner esto
último en el listado por tratarse de datos oficiales.
(3) En la entrada del 16/6/2013 del blog Consumos del Ayer realizamos una
degustación de antiguos toscanos Génova: http://consumosdelayer.blogspot.com.ar/2013/06/los-toscanos-rosarinos-de-fernandez-y.html
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