Aunque no disponemos aún de una fecha precisa, sabemos que
la fabricación nacional del ramo toscanero se inició entre 1875 y 1881 de la mano de Don Juan Otero, propietario de la mítica fábrica La Argentina, del barrio de
Barracas. También creemos que la importación de cigarros italianos es
anterior a esa fecha, y que probablemente se remonta a mediados del decenio de
1860. Pero lo que es seguro es que los principales puros itálicos (Cavour, Brissago y Toscano) ya llegaban con
regularidad y buena repercusión a mediados de la década de 1880. En su
trabajo Aroma d'Italia. Emigrazione italiana e Monopolio dei
tabacchi fino alla Grande Guerra (1) el profesor Luca Garbini ofrece
algunas cifras bastante reveladoras durante el período 1888-1911, que me
permitieron elaborar un cuadro sobre los números concretos del toscano
discriminados del resto de los cigarros (2).
Los guarismos presentados en la monografía sólo exponen
exportaciones totales separadas en cuatro tipos de productos, entre los que se
cuentan Tabacchi da fiuto, Trinciati,
Sigari y Sigaretti. El grupo que
nos interesa, es decir sigari, puede ser desmenuzado de acuerdo con algunas aclaraciones que el autor expresa de
manera muy precisa: el 80% de las exportaciones italianas de cigarros estaban
destinadas a la Argentina. Luego, de ese total, el 85% corresponde a toscanos. Las cifras están expresadas en kilogramos, lo cual debe ser multiplicado por
200, que es la cantidad de cigarros que se pueden confeccionar con un kilo de
tabaco (siempre de acuerdo con Garbini, que a su vez toma todo eso de los
viejos balances del Monopolio di Stato)
(3). Los ejercicios abarcan el segundo
semestre de un año y el primero del otro. Así, tenemos las siguientes
cantidades:
1888-1889
24.400.000
1889-1890
23.900.000
1891-1892
4.100.000
1892-1893
13.200.000
1893-1894
14.000.000
1894-1895
25.500.000
1895-1896
32.500.000
1896-1897
38.000.000
1897-1898
30.200.000
1898-1899 38.500.000
1899-1900
47.200.000
1900-1901
39.700.000
1901-1902
49.100.000
1902-1903
49.400.000
1903-1904
24.800.000
1904-1905
34.200.000
1905-1906
52.900.000
1906-1907
52.900.000
1907-1908
68.100.000
1908-1909
89.500.000
1909-1910
91.700.000
1910-1911
87.500.000
En líneas generales, se puede decir que durante todo el
período señalado fueron aumentando a la par de la llegada de inmigrantes
peninsulares, pero resulta muy interesante analizar ciertos derrumbes bastante
fuertes que se producen en 1891/92 y
1903/04. Según el propio Profesor Garbini, el primero tiene que ver con la
crisis económica que se produjo en nuestro país en 1890, cuyas secuelas se sintieron hasta mediados de la década (lo cual queda perfectamente reflejado en
los números correspondientes). La caída de 1903, en cambio, está relacionada
con el vencimiento y la no renovación del contrato celebrado en diciembre de
1897 con la casa importadora W Paats, Roche y Cía por cinco años para la
introducción de los toscanos en nuestro país. Teniendo en cuenta que ese vencimiento se hizo efectivo en diciembre de 1902, y que el siguiente introductor (Roberto De Sanna) fue designado recién en 1904, queda muy claro
que el motivo de la merma en las ventas tuvo un origen netamente comercial. Es
muy posible que durante todo ese período anual sólo se hayan vendido los
remanentes de stock, a falta de un importador efectivo.
Los tiempos del centenario argentino coincidieron con el
auge toscanero nacional, que se mantuvo vigente por casi treinta años merced a
la fabricación vernácula (principalmente)
y a una importación sostenida con
altibajos hasta 1958, cuando la Regia
Italiana se retiró de nuestro país. Luego siguió un lapso de más de 30 años
sin cigarros italianos genuinos en las cigarrerías patrias. En los años noventa del siglo pasado hubo un
efímero retorno, cuando el “uno a uno” motivó que un importador volviera a
traerlos hacia estas tierras. Pero eso también se terminó en diciembre de 2001,
como todos sabemos. Hoy por hoy, para conseguir un vero toscano, hay que pasar por Europa.
Notas:
(2) Garbini ofrece estadísticas desde el ejercicio 1884/1885, pero preferí omitir los primeros años puesto que no estoy seguro de que el toscano representara el mayor porcentaje de las ventas argentinas por ese entonces. Muchos indicios (que espero confirmar con certeza en el futuro) me indican que el Cavour gozó de un consumo igual o incluso mayor que el toscano hasta finales de la década del 80.
(3) Si algún día llego a disponer del tiempo, los recursos y los contactos necesarios, tengo pensado hacer un viaje a Italia para investigar los viejos archivos del Monopolio. Allí voy a encontrar muchas de las respuestas a las preguntas que tanto nos hacemos en este blog, y ello será de manera clara, oficial e inequívoca. Por ejemplo, cuándo fue exactamente la primera exportación italiana de toscanos hacia la Argentina.
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