A pesar de ser una típica frase hecha, no puedo dejar de
pensar en aquello de “el tiempo pasa
volando” cuando rememoro nuestra primera degustación de toscanos, realizada
a comienzos de 2012 y publicada pocos
meses después en Consumos del Ayer,
dado que este blog aún no había nacido. Los prototipos elegidos fueron unos
legendarios Avanti fechados a finales
de la década de 1950 en base a una serie de evidencias incontrovertibles
largamente explicadas en esa oportunidad
(1). Luego de fumar aquel ejemplar dividido en dos ammezzatos (nuestro amigo y conocedor Enrique Devito nos acompañó
entonces) no pasó demasiado tiempo hasta que terminé por completo el
sexagenario paquete, y tampoco transcurrió mucho más para volver a encontrar y
adquirir, por los mismos medios, otro artículo idéntico en términos de marca, época y estado de
conservación.
Así las cosas, me pareció interesante realizar un nuevo
ejercicio de cata comparativa teniendo en cuenta la preponderancia que últimamente
ha tenido la CIBA para nuestro blog . En efecto, al revisar los ejes temáticos
de las últimas entradas se advierte fácilmente que Avanti nos dio mucha tela para cortar, y no es para menos: fue la
factoría argentina de toscanos más grande de su tiempo, hasta el punto de
inclinar la balanza “nacionales vs importados” en favor de los primeros, y todo
eso a pocos años de su inauguración. Su fama marcaria acompañó al
producto genérico de manera tan estrecha que decir Avanti era equivalente a
decir toscanos (2). La escudería de
marras, por lo tanto, se sitúa a la cabeza de todas sus similares en la
historia de los cigarros italianos elaborados en Argentina, e incluso continúa vigente. De hecho, el abandono del negocio tabacalero por parte de la
CIBA no implicó la desaparición de la marca,
que en los años posteriores a 1971 continuó siendo elaborada por diversas
firmas, entre las cuales se cuentan E.M.A.T.E.C,
Tabacalera Sudamericana y Tabacalera Sarandí, su fabricante actual.
Todo esto lo hemos dicho y analizado más de una vez, pero ahora viene muy al
caso.
Entonces, tenemos de nuevo un legítimo Avanti elaborado en
la planta de Villa Urquiza durante el período 1956 -1958 (eso es seguro), motivo que nos hace elegir la fecha
intermedia de 1957 como estimación más aproximada. Pero, ¿con qué compararlo?
Sin dudas, con su equivalente de nuestro tiempo, es decir, con un Avanti de los
que hoy se pueden adquirir en cualquier tabaquería o kiosco bien surtido de
nuestro país. Recordemos que no hace mucho confrontamos las bondades de las
etiquetas Avanti y Luchador como únicas exponentes actuales del toscano nacional. En este caso no se
trata de comparar marcas, sino épocas. Si fuera una cata de vinos hablaríamos
de degustación
vertical (muy modesta, con sólo dos años para cotejar), pero creo que a
esta altura se entiende bien lo poco frecuente que resultan este tipo de
ejercicios en un derivado del tabaco que -a diferencia del vino- casi nadie acostumbra
guardar con propósitos de añejamiento y evolución positiva.
El medio toscano 1957 proviene de un paquete de papel
conteniendo dos unidades enteras, muy
típico de la época, mientras que la versión 2017 corresponde a la no
menos tradicional “bolsita” plástica de cinco unidades. A los efectos de
cotejar cosas mínimamente equivalentes, compré el paquete nuevo hace unos meses y lo dejé estacionar con el propósito de
obtener grados de sequedad similares. Adicionalmente, seleccioné el más oscuro
de los cigarros a fin de que las similitudes se extendieran a la conformación
visual, puesto que los toscanos antiguos tienen invariablemente esa
característica, quizás por el secado a fuego que ya no se practica, quizás por el
tabaco más madurado, o seguramente por un poco de ambas cosas. Sabemos bien que
el modelo 1957 está confeccionado mayoritariamente con Kentucky misionero y
algunos tabacos criollos del mismo origen. Nuestro conocimiento del 2017 es
mucho menor, aunque existen indicios de que en él se utiliza materia prima
sumamente variada por tipo y origen, incluyendo despuntes de otros cigarros de
mayor valía. Bien, yendo al examen propiamente dicho, empezamos por el 2017 y
descubrimos un puro profundo y aromático, de interesante amplitud y calidad de
aromas, en el marco de un tiraje excelente (ni muy suelto ni muy comprimido) y
parejo. El veterano módulo 1957, como suele ocurrir en los cigarros añejos, se
mostró decididamente mineral, con el
rasgo terroso del tabaco Kentucly sumado a cierto tono de hongos propio de los
años. Considerando la dificultad para expresarlo con palabras, podemos decir
que el toscano de los viejos tiempos tiene algo
distinto, superador, quizás en la textura del humo, cremosa y plena. Su sabor
no es más fuerte pero sí más firme,
más robusto, más lleno, más íntegro, más duradero. No obstante y pese a ello, es justo reconocer
que el espécimen moderno soportó la ceremonia con mucha altura y se mostró como
un honorable sucesor de su primo longevo.
Finalmente se plantea un interrogante histórico. Si hay
variaciones bien perceptibles entre un Avanti actual y uno de hace seis décadas,
¿cómo sería esa diferencia si pudiéramos hacer lo propio con los prototipos que
se elaboraban hace ochenta o cien años? No tenemos dudas de que descubriríamos
nuevos matices, puesto que hubo significativos cambios de elaboración en las
distintas etapas de la empresa a lo largo de su existencia, que se prolongó
desde 1902 hasta 1971. Por mencionar una sola, y no menor, tenemos el uso de Kentucky importado de USA hasta 1948.
Pero no nos quejamos: lo bueno es que logramos evaluar dos épocas bastante
alejadas entre sí, tal cual nuestra
intención original. Y, quien sabe, tal vez algún día tengamos la oportunidad de
remontarnos aún más en el laberinto del tiempo.
Notas:
(1) Para el que guste revisarlo, el link a dicha entrada es el siguiente: http://consumosdelayer.blogspot.com.ar/2012/05/los-ultimos-avanti-de-la-ciba-cronica.html
(2) El autor de este blog escuchó innumerables ejemplos de
ello en boca de su padre y de muchas otras personas, pero el fenómeno tiene ejemplos aún más categóricos
dentro de la cultura popular. Verbigracia, la famosa obra de teatro Los muchachos de antes fumaban Avanti (sainete
en tres cuadros) de Luis Rodríguez Acassuso, estrenada hacia 1929.
Fantástica degustación comparativa! ¿Existirá alguna forma de averiguar el tipo de tabaco que se utiliza hoy para fabricar los toscanos argentinos así como el tipo de curado y el tiempo de estacionamiento? Es una lástima que los paquetes o bolsitas tanto de Avanti como de Luchador no contengan ninguna información al respecto. El el caso de los Luchador solo se informa que están hechos a mano y ni siquiera se dice que son long filler!
ResponderEliminarHace algunos años, Luchador utilizaba 100% Burley de Tucumán, pero eso pudo haber cambiado. Según creo, y por lo que me han dicho, las dos fábricas de toscanos actuales van comprando sus partidas de acuerdo a lo que consiguen en el momento, ya que el mejor tabaco se exporta. Luchador seca sus toscanos en una habitación con una estufa eléctrica, y supongo que Tabacalera Sarandí hará algo parecido. El estacionamiento posterior es mínimo.
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