Si nos atenemos estrictamente a las fechas que hemos logrado
establecer hasta el día de hoy, nuestro país acredita 154 años de consumo y 137
años de elaboración propia en el ámbito
de los cigarros toscanos. Para ello tomamos, respectivamente, la primera
importación documentada de puros italianos (1861) y la fundación de la primera
manufactura argentina que se dedicó a confeccionarlos (1878). En función de
eso, bien puede decirse que el toscano comparte, junto al habano legítimo de
Cuba, el podio de los cigarros más exitosos
de la historia nacional (1). Hace tiempo que venía meditando la manera
de realizar una especie de “homenaje” a esa supervivencia más allá de los
numerosos vaivenes políticos, económicos, sociales y culturales vividos en
estas tierras durante un siglo y medio. De dichas reflexiones surgió cierta
idea que finalmente consideré la más acertada: realizar una degustación de dos marcas
argentinas de toscanos, representando a las únicas fábricas existentes en la
actualidad.
Los nombres de los establecimientos involucrados no son
desconocidos por quienes siguen el blog ni por los aficionados toscaneros que se
precian de tales. La primera empresa es Tabacalera
Sarandí, una fábrica de ubicada en la localidad homónima al sur de la Ciudad
de Buenos Aires, que hacia finales de la década de 1990 adquirió varias y
antiguas marcas del tabaco (2). Además de diversos cigarros puros, la firma en cuestión
produce toscanos en tres versiones: una de enteros (Avanti) y dos de medios toscanos (Caburitos y Puntanitos). La segunda casa manufacturera es todavía mejor conocida por nosotros, ya que
fue visitada por el que suscribe y reseñada en una entrada especial (3). Se trata de Luchador, notable factoría
familiar del barrio porteño de Villa Pueyrredón que permanece en el mismo domicilio desde
1920. En ella, los representantes de la tercera y cuarta generación de la familia Zenobi continúan confeccionado
una gama de productos con inclusión de históricos toscanos, presentados al
comercio también de tres maneras, pero sólo con dos marcas: Luchador (enteros y medios toscanos) y Super Charutos (medios toscanos). Para el análisis comparativo que
veremos a continuación seleccionamos un
dueto de prototipos comercializados como medios toscanos, ambos en envases de
cinco unidades: Luchador y Puntanitos.
Antes de ir a la crónica propiamente dicha es necesario apuntar
algunos datos (4). Los toscanos Luchador se
producen a mano con tabaco tipo Burley procedente
de Tucumán, mientras que los Puntanitos son
confeccionados a máquina, y en su composición
participan varios tipos de tabacos correntinos, misioneros y paraguayos.
Otra diferencia para remarcar es que el relleno de los primeros está compuesto
por la llamada tripa larga (las hojas del
interior tienen todas el mismo largo del puro), mientras que en los segundos el
interior es de picadura (trozos
pequeños de tabaco). A esta altura, muchos pueden pensar que nuestra
degustación persigue algún propósito de rivalizar estilos: manual y tripa larga versus máquina
y picadura. Repito: se trata de un homenaje a los herederos de la epopeya
toscanera nacional. Los datos precedentes sólo intentan ayudar a conocer algo
más sobre ellos.
Para la ceremonia de
degustación contamos con la compañía y las opiniones de Enrique Devito y
Sebastián Nazábal, cada uno munido de sus respectivos ejemplares de ambas marcas.
En el sentido visual y táctil, Luchador era
un poco más claro, seco y firme, dado que Puntanito
se mostró con capa bien oscura y una estructura esponjosa (indicio de mayor
humedad) y ligeramente suelta. Tanto el
encendido como el tiraje y el desarrollo de la ceniza fueron
irreprochables en ambos casos, por lo que decidimos enfocarnos en los aspectos puramente
aromático- gustativos. Luchador sorprendió
por su complejidad, incluyendo ciertos tonos de frutos secos (almendras tostadas, castañas, nueces) que
recuerdan a puros de mayor valía monetaria. Hasta se llegó a esbozar alguna
similitud con el Originale de Italia,
si bien dicha comparación debe tomarse en un sentido de estilos históricos. Puntanito, por su parte, tenía rasgos
levemente rústicos desde el comienzo, tal vez más cercanos al estereotipo
actual de lo que es un toscano vernáculo. Precisamente, en este punto me
permito hacer una consideración que me parece primordial, y sobre la cual
respondo con mi modesto conocimiento de historiador toscanero y de persona que
ha degustado toscanos legítimos de Italia (en numerosas versiones) y toscanos argentinos de las décadas de 1940,
1950 y 1960. El postulado es el siguiente, a modo de conclusión: los dos
productos que probamos son válidos, bien elaborados y hacen honor al rótulo que
se les adjudica, en el sentido argentino del término. Sin embargo, si queremos
ubicarlos en un contexto histórico, creo no equivocarme al decir que Luchador, por su confección, su
profundidad de sabor y su complejidad, se parece al toscano fundacional
argentino del período 1880-1930. Puntanito
es, seguramente, más apto para el consumidor tabacalero de hoy, más accesible,
más sencillo, y tiene un parentesco innegable con los toscanos argentinos de la
segunda mitad del siglo XX. Pero ambos, reitero, son dignísimos herederos de la
historia del cigarro puro más fumado de la Argentina a lo largo de su historia.
La aventura del toscano italiano nació en Florencia hacia
1818. Luego, en 1861, llegó a la Argentina a bordo de los mismos barcos que
traían a los inmigrantes. Y en 1878, finalmente, un visionario de la industria
tabacalera nacional comenzó a elaborarlos en Buenos Aires. Tres hitos de una
historia que hemos pretendido homenajear a través de sus herederos en el siglo
XXI.
Notas:
(1) Al hablar de éxito me estoy refiriendo a la presencia ininterrumpida
en el mercado nacional. Otros tipos de puros vivieron épocas de furor, como los
Cavour, los Brissagos y los cigarros paraguayos, aunque ninguno logró subsistir
más allá de las primeras décadas del
siglo XX. En contraposición, tanto los habanos como los toscanos tuvieron altibajos motivados por coyunturas de índole
diversa (modas, cambios en los hábitos de consumo, crisis económicas generales, crisis económicas del sector del tabaco, restricciones a la importación) pero
no han dejado de estar presentes ni un solo día en las estanterías de los
comercios argentinos.
(2) La mayoría de las marcas mencionadas son de muy antigua
data. A modo de ejemplo, Luchador fue
registrada en la década de 1920 por Constantino
Zenobi. Bien curioso es el caso de Caburitos, cuya propiedad original fue de Schelp
y Schelp, una vieja firma argentina. Sin embargo, dicho rótulo no fue
creado para nominar toscanos (Schelp y Schelp nunca se dedicó a los cigarros de
tipo italiano) sino puros de estilo holandés. Con todo, hay buenas razones para
pensar que lo de Caburitos nació como
una deformación fonética de Cavouritos,
diminutivo que se empleaba en los cigarros Cavour.
El tema da para mucho más, y tal vez en el futuro volvamos sobre la cuestión.
Las siguientes son dos imágenes tomadas de antiguas ediciones del Boletín
Oficial referidas a renovaciones de marcas: una de Luchador (1937) y otra de Caburitos
(1913).
(3) Con fecha 13/05/2013. Link: http://traslashuellasdeltoscano.blogspot.com.ar/2013/05/los-toscanos-luchador-casi-un-siglo-de.html
(4) Como ocurre con tantos otros artículos, la composición
de la materia prima y los métodos de fabricación suelen variar a lo largo del
tiempo. En el caso de los cigarros que nos ocupan, esas modificaciones están
dadas casi siempre por el tipo y el origen de los tabacos. Los datos referidos,
por lo tanto, deben tomarse de un modo orientativo y genérico de acuerdo con
nuestro conocimiento al momento de escribir esta entrada.
Buenas Tardes, muy interesante la nota ,yo tambien he sido y no olvido la huella de los cigarritos.
ResponderEliminarRecuerdan el cigarro fabricado en corrientes llamado Flor de Bastos?
Solicito autorizacion para publicar la nota de Los Herederos del cigarro, en mi pagina arcon del recuerdo, desde ya mencionando la fuente. quedo al aguardo, Gracias
Estimado Carlos, este blog persigue una finalidad de divulgación histórica. Por lo tanto, la reproducción de su contenido carece de restricciones para todo aquel que lo considere útil. Siéntase libre de utilizar nuestro material, y gracias por visitarnos.
EliminarSaludos.
Muy interesante nota. compartí el link en una página de Facebook del Formosa Pipa Club.
ResponderEliminarGracias. Saludos,
EliminarGracias a ud. Estoy leyendo y releyendo varios artículos. Lo felicito, excelente blog.
EliminarSaludos.
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Federico Weber.
Muy buena nota y muy bueno el blog en general. Sería interesante incluir en la comparación a los actuales Avanti y Caburitos. Hasta ahora nadie me supo explicar cuál es la diferencia entre las 3 marcas de Tabacalera Sarandí. Y también sería muy oportuna una degustación comparativa con un toscano italiano típico.
ResponderEliminarHola Gustavo, gracias por el comentario. Creo que las diferencias entre las marcas de Tabacalera Sarandí son puramente nominales, más que organolépticas. Al momento de escribir esto estoy a punto de subir una entrada con una comparación entre Avanti antiguos y actuales. En unos meses subiré otra comparando un toscano italiano genuino con un "Regia Italiana" nacional de la década de 1940. Saludos.
EliminarComo hago para comunicarme con H.A. Zenobi soy fumaddor de su marca Super Charutos -Luchador y necesito hacerle unos comentarios, gracias muy linda la página
ResponderEliminarEn este link están sus datos comerciales. Saludos.
ResponderEliminarhttp://decaba.com.ar/comercio/heraldo-zenobi.html
Gracias por la info. Probé el luchador y me gusto mucho. Son económicos, de intensidad media y de rico sabor.
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