El traslado de las
actividades tabacaleras de la Compañía Introductora de Buenos Aires desde el
tradicional inmueble de Villa Urquiza hasta su nueva factoría misionera de
Posadas, completado en 1958, marcó una verdadera bisagra en la historia del
cigarro toscano argentino. La planta norteña venía funcionando desde algunos
años antes en paralelo con su hermana de la Capital Federal, pero es evidente
que el cierre de esta última determinó el inicio de una lenta debacle en el
ánimo de la empresa por mantener la continuidad de su manufactura iniciada a comienzos del siglo XX. Estos
tiempos de cambio quedaron reflejados en los paquetes del renombrado producto, ya que a fines de la década del cincuenta llegaron a convivir simultáneamente
(por un corto tiempo) ejemplares con el antiguo domicilio de Guanacache 5621, Buenos Aires, y
otros indicativos de la nueva localización del establecimiento en Av.
Roque Pérez 391, Posadas. Las imágenes que siguen corresponden a sendos
paquetes de dos unidades fechados hacia 1959/60.
Hemos apuntado en numerosas ocasiones que la época señalada forma parte del ocaso del cigarro
toscano en todo el mundo, producido por un fuerte cambio en los hábitos de
consumo. Fumar puros en general, y toscanos en particular, era visto como un
anacronismo, como una costumbre propia de personas de edad avanzada.
Lamentablemente, esa mirada tan negativa se correspondía perfectamente con la realidad, mientras la última generación de los viejos fumadores de toscanos iba desapareciendo y el artículo que nos ocupa contaba con una masa de consumidores
en franca disminución. Semejante tendencia llegó a un punto crítico en 1971,
cuando la CIBA tomó la decisión de abandonar definitivamente el negocio del
tabaco. Pero no terminó allí la historia de la marca ni del producto, que logró
subsistir hasta nuestros días. Precisamente, esta entrada pretende dar a
conocer muy brevemente la historia de las tres firmas que controlaron
la fabricación y comercialización de los toscanos Avanti desde entonces
hasta la actualidad.
La primera de ellas
fue EMATEC (Empresa Misionera de Acopio de Tabacos y Elaboración de Cigarros),
que se hizo cargo del emprendimiento en 1972 mediante la compra de las marcas,
las plantaciones, los acopios y la fábrica de Posadas. Con todo, pocas personas
deben haber notado grandes cambios en aquel entonces, puesto que la novel conducción no implementó ninguna
política renovadora. Tan es así que se mantuvieron inalterados los envases históricos, como lo demuestra la siguiente caja de
4 medios toscanos (circa 1975), en la que prácticamente se conservan los mismos colores, logotipos y
tipografías que identificaron al artículo durante los decenios anteriores, con
excepción de la leyenda EMATEC.
Pero los nuevos propietarios no consiguieron revertir la declinación que se verificaba desde mucho tiempo atrás. Finalizando los setenta, EMATEC enfrentaba una fuerte deuda con el Banco de la
Provincia de Misiones y la empresa debió pasar a manos del estado nacional, sin que ello afectara visiblemente la producción de los cigarros. Encontramos al
respecto una interesante referencia: en 1983 se intentó vender el total de los
activos llamando a licitación pública, a pesar de que una tentativa similar
realizada apenas tres años antes había fracasado por falta de oferentes (1).
Finalmente, la planta de Posadas cerró, dando fin a más de treinta años de
actividad (2). Por las grandes ciudades del país hubo un prolongado período de
desabastecimiento y muchos fumadores debieron recurrir a las pocas opciones asequibles en esos años (3).
A mediados de los
ochenta, la marca volvió a vivir al ser adquirida y explotada por Tabacalera Sudamericana, que no pudo con
ella mucho tiempo, dado que cerró sus puertas en 1992. Casi de inmediato, Avanti pasó
a manos de sus últimos dueños, quienes todavía conservan el rótulo en el
mercado. Se trata de la Tabacalera
Sarandí, que ofrece el producto bajo tres presentaciones: los toscanos
enteros Avanti y los medios toscanos Caburitos y Puntanitos, todos ellos en envases plásticos de cinco unidades.
Desde luego, el antiguo perfil aromático y gustativo ha desaparecido: los toscanos de la
Tabacalera Sarandí son confeccionados a máquina utilizando un mix de tabacos que incluye orígenes
bastante diversos, como la provincia de Corrientes y el Paraguay, y se lanzan a
la venta muy frescos, con un alto grado de humedad . Sin embargo, en el siglo
XXI, constituyen una de las dos únicas
alternativas al alcance del fumador argentino para degustar un toscano hecho en
su país (4).
Notas:
(1) Boletín Oficial
del 10/4/80.
(2) También cesaron
su actividad muchos galpones de acopio que existían desde los tiempos de la
CIBA en Eldorado, Wanda y otras localidades del Alto Paraná Misionero.
(3) Entre ellas podemos
citar Génova y Fundador (de la manufactura rosarina Fernández y Sust, desaparecida en 1985), así como Luchador, de la
familia Zenobi, única empresa argentina vigente con casi cien años de actividad
ininterrumpida en el ramo.
(4) Desde luego, la otra es Luchador, fábrica que vistamos y de la que hicimos una reseña en
este blog.
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