1) Estadísticas, oficiales o privadas.
2) Fuentes documentales escritas (diarios, revistas, registros
contables, menciones en la literatura)
3) Fuentes documentales no escritas (fotos, películas,
letras de temas musicales)
4) Experiencias personales directas.
La demostración de semejante argumento se basa en la
reiteración constante de la superioridad numérica toscanera en todos los vestigios
disponibles que han llegado a mi
conocimiento hasta la fecha (o sea que me refiero solamente a los que ya
conozco, puesto que en el futuro encontraré muchos más, no tengo dudas). Sin
contar las antiguas estadísticas oficiales italianas, que señalan
categóricamente que Argentina era el mayor importador mundial (2), los siguientes son algunos de los
fundamentos acumulados, presentados en orden cronológico.
a) El libro de stock del Ferrocarril Sud del año 1898 que
estamos subiendo por partes en Consumos
del Ayer, incluye, desde luego, los diversos
artículos del fumar que se expendían en las confiterías de las estaciones y a
bordo de los trenes de esa empresa. Sumando los despachos totales del rubro
puros en los dieciséis meses que abarca el ejemplar (4/98 a 7/99), el producto
de mayor salida no es otro que el toscano. Aquí va la cifra en cuestión,
acompañada por similares guarismos de los tres cigarros que le siguen en
términos de unidades vendidas:
Toscanos
11.700
Cavour
8.825
Santos 6.808
Juncales
6.597
b) Una serie de crónicas periodísticas de la ciudad de
Rosario de los años 1905 y 1908 referidas a varios robos cometidos en
cigarrerías de esa ciudad, revela también que los toscanos encabezaban numéricamente los respectivos inventarios de
mercaderías sustraídas (3), lo que indica a las claras una mayor existencia de
stock, motivada por mayores ventas (esto
último es muy obvio, pero vale señalarlo de todos modos). El carácter
incidental de esa información la hace doblemente valiosa.
c) En 1907, un
completo artículo de Caras y Caretas expone interesantes cifras relativas al consumo de
tabaco (citado en la entrada “La familia de los cigarros italianos” del
23/1/2013), que en el peldaño de puros acusan (textualmente) 119.868.465 de
cigarros de 5 a 20 centavos, 82.745.760
de toscanos, cavoures, brisagos, hamburgueses, etc, y 3.766.605
cigarros de La Habana. Tales números no parecerían denotar ninguna hegemonía
toscanera en particular, pero es necesario comprender que la primera categoría,
establecida en base al factor precio, abarca muchos modelos por forma, tamaño y
estilo. Luego, el pelotón de los cigarros europeos tampoco pormenoriza
cantidades individuales, pero para eso tenemos algunos trabajos de historia
económica que señalan claramente que el toscano representaba entre el 75 y el
80% de las importaciones del grupo, lo que puede extenderse por añadidura a los ejemplares de
fabricación nacional. Ello coincide perfectamente con unas cifras estimadas que
estoy elaborando sobre importación de toscanos desde 1889 hasta 1910, y que
pronto presentaré en una entrada especial sobre el tema (4). En resumen, todo
ello parece evidenciar una vez más lo de siempre: que el toscano era el producto
cigarrero más fabricado y consumido del país.
d) Otro registro periodístico de la primera década del XX, ahora
de orden gremial, prueba que los toscanos tenían una entidad propia y bien
diferenciada dentro del universo tabacalero. La siguiente es una foto de una
“Asamblea de Cigarreros Toscanos”
(6) celebrada por aquellos años,
obtenida de la Historia Integral de la
Argentina. Creo que la cuestión de fondo está clara: había un gremio de
cigarreros específico para los trabajadores de las fábricas de toscanos, y otro
para todo el resto de la industria de puros, cigarrillos y picaduras. Un dato
más que revelador, ¿no es cierto?
e) Años más tarde, ya a finales de la década de 1930, Juan
Domenech presenta una estadística sobre consumo anual según diferentes tipos de
productos. Veamos lo que corresponde a puros, con las denominaciones literales
empleadas por el autor y las cantidades redondeadas a miles:
- Cigarros “no toscanos” 16.205.000
- Cigarros “no toscanos empaquetados” 93.774.000
- Cigarros toscanos
70.370.000
- Ciagrros toscanos importados 28.111.000
- Cigarros toscanos similares italianos (7) 14.605.000
- Cigarros habanos 553.000
Tal información merece varios comentarios. En primer lugar,
salta a la vista que, con excepción de los habanos, los demás cigarros no son reconocidos por sus propias
denominaciones, sino por una especie de negación relacionada al propio toscano:
son “no toscanos”. Continuando en esa línea, la suma de los tres ítems
toscaneros nos da 113.086.000 unidades, o sea el número más alto en comparación
con todas las demás categorías, separadas o juntas.
Ni siquiera me pondré a analizar la presencia preponderante
y sistemática del toscano en las ramas del arte y la cultura de le época, ni
mis propios recuerdos de la niñez al respecto, porque ese tema es
suficientemente vasto como para justificar otra entrada completa. Pero lo visto
brinda un pantallazo bien elocuente sobre la preeminencia histórica del puro
que conforma el alma de este blog. Y repito: ha sido sólo un somero repaso de
cifras aisladas. Ya llegarán estadísticas más completas, y seguirán demostrando
que el toscano fue monarca absoluto en el reino argentino del puro durante un
siglo.
Notas:
(1) Me veo en la obligación de reconocer que “fines del
siglo XIX” es un enunciado algo difuso. ¿Cuándo, exactamente, los toscanos
pasaron a ser líderes en ventas dentro de nuestro país? A diferencia de otras
certidumbres cronológicas que me he propuesto establecer mediante un trabajo de
investigación histórica que apenas comienza, y que incluso cuentan con una
fecha estimativa preliminar (año de la primera importación desde Italia -1866- y
año de la primera fabricación nacional -1881-), la época en que nuestro héroe
tabaquístico logró posicionarse en las preferencias del consumo argentino es
mucho más difícil de definir con exactitud , dado que seguramente se trató de
un proceso gradual. No obstante, tengo algunas certezas al respecto. Sería largo
enumerarlas, por lo que prefiero esperar hasta que cuente con mayores evidencias, pero todo indica que ello
sucedió en el decenio comprendido entre 1885 y 1895.
(2) Eso es sin dudas remarcable en una mirada internacional
(ver entrada del 10/1/2013), pero no sirve a los efectos de demostrar la
supremacía comercial dentro de la Argentina.
(3) Reseñado en la entrada del 25/9/2012 de Consumos del Ayer, “Cigarrerías y casos
policiales”.
(4) Aroma d’Italia. Emigrazione italiana e Monopoli dei
tabacchi fino alla Grande guerra. Luca
Garbini.
(5) Para 1907, daría unos 52.000.000 de toscanos importados y 13.500.000 de toscanos
nacionales, lo cual es bastante razonable para la época.
(6) No debe sorprender la presencia de niños en la imagen,
ya que el trabajo infantil era algo normal y socialmente aceptado en esos
tiempos.
(7) Este ítem es intrigante, porque lleva de inmediato a
buscar una posible interpretación del concepto “similares italianos” y su
verdadera diferencia con el resto. En una de las entradas de Consumos del Ayer sobre la historia de
los Regia Italiana postulé que se trataba de los toscanos ítalo argentinos de
la SATI, hechos con un blend de tabacos nacionales e importados. Esa sigue
siendo la posibilidad más fuerte, pero
se abren otras: ¿podrá tratarse de los toscanos elaborados en Suiza? Supuestamente
no, porque entonces pasarían a ser “importados”, pero el interrogante sigue
abierto de todos modos, por ahora.